Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Chagolate con churros:
6
Drama Daigo Kobayashi, antiguo violoncelista de una orquesta que se acaba de disolver, acaba vagando por las calles sin trabajo y sin demasiada esperanza. Por ello decide regresar a su ciudad natal en compañía de su esposa. Allí consigue un empleo como enterrador: limpia los cuerpos, los coloca en su ataud y los envía al otro mundo de la mejor forma posible. Aunque su esposa y sus vecinos contemplan con desagrado este puesto, Daigo descubrirá ... [+]
6 de abril de 2009
69 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dícese que antes de existir la comunicación, la gente se expresaba regalando piedras. Cada piedra tenía unas características únicas, como el tacto que producía, su color o tamaño que representaban los sentimientos del remitente. Si tuviera que definir una película de Michael Bay, creo que escogería un ladrillo, para que nos entendamos.

Daigo (Masahiro Motoki) regresa a su pueblo tras la disolución de la orquesta dispuestos a comenzar una nueva vida. Cinco minutos antes, el director Takita usa un flashforward muy molón y absolutamente innecesario para dejarnos constancia de que esta película se mueve entre varios géneros: comedia y drama. Esta es una combinación que sólo buenos guiones son capaces de solventar. “Okuribito” no termina de abrirse camino.

Como en anteriores trabajos del director, Takita hace gala de una eficiente técnica y de un cuidadoso tempo narrativo, pero yerra una vez más, a la hora de cuantificar las escenas dramáticas. Takita empacha, se le va la mano y abusa de dramatizar la historia. Conforme avanza la película la película pierde por completo enteros por culpa de un guión que escora hacia la manipulación emocional. Aunque eso, guste mucho a gente que da los premios.

Motoki es el protagonista indiscutible de “Okuribito” y creo recordar que no hay escena en la que no salga. Y aunque parece que toca el chelo de maravilla (que alguien me explique a que vienen las escenas de Motoki con su chelo tocando en medio del campo mientras la cámara danza a su alrededor con un paisaje impresionante), su actuación podría haber estado mejor. Sobresale Tsutomu Yamazaki, sin mucho diálogo y sin muchos minutos de metraje, las escenas con su presencia se trasforman en lo mejor del film. E incluso la mirada dubitativa de Mika (Ryoko Hirosue), la esposa de Daigo, posee más fuerza que Motoki.

A pesar de los fallos repetitivos de Yojiro Takita, “Departures” no aburre en absoluto y cuenta con escenas de factura muy bella, como las referidas a la ceremonia del nokanski: ritual funerario que un servidor desconocía por completo.

La piedra que define esta película es ovalada, sin aristas, y pómez: es una lágrima que pesa menos de lo que uno espera.
Chagolate con churros
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow