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Voto de Chagolate con churros:
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Comedia. Drama
NJ Jian, su esposa Min-Min y sus dos hijos forman una típica familia de clase media, que comparte su apartamento en Taipei con la anciana madre de Min-Min. NJ tiene 45 años y trabaja como socio en una empresa informática que el año anterior obtuvo importantes beneficios, pero que pronto podría quebrar si no cambia de estrategia. Las cosas empiezan a ir mal para los Jian cuando el hermano de Min-Min, Ah-Di, se casa. De alguna manera ... [+]
11 de enero de 2010
33 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la hora de afrontar el proyecto, quiero pensar que Edward Yang interpretó el papel de observador de fútbol. Como observador, podía desmembrar a cada uno de los personajes de una familia sin sentir apego, sin que su opinión quedara tergiversada o fuera parte del problema Así nace “Yi yi”. Única en su especie.
Uno a uno (yi yi), los personajes van llenándose de matices conforme la historia avanza. Siempre desde la lejanía que impone el director y desde una puesta es escena descaradamente singular y arriesgada. El director nos trasforma en mirones y al mismo tiempo en confidentes.
El uso del fuera de campo o incluso la cámara fuera de la escena, consiguen que percibamos el hermetismo en el que el ser humano vive. Incomprensibles burbujas de sentimientos y acciones en la caótica y extraña ciudad.
Durante tres horas, casi no existen primeros planos, demasiados personales, demasiado explícito para explicar la vida. Edward Yang narra “Yi yi” a base de planos generales, aguantando el plano unos segundos más de lo acostumbrado. Es una ventana. Pasas, te sientas, miras, te aburres y haces que te vas. Pero no te vas. Tu mirada regresa. El plano se mantiene. Los personas puede que hablen, puede que no. Pero sigues atento a tu ventana. La ventana que Edward Yang abrió para que tú miraras.
Uno a uno (yi yi), los personajes van llenándose de matices conforme la historia avanza. Siempre desde la lejanía que impone el director y desde una puesta es escena descaradamente singular y arriesgada. El director nos trasforma en mirones y al mismo tiempo en confidentes.
El uso del fuera de campo o incluso la cámara fuera de la escena, consiguen que percibamos el hermetismo en el que el ser humano vive. Incomprensibles burbujas de sentimientos y acciones en la caótica y extraña ciudad.
Durante tres horas, casi no existen primeros planos, demasiados personales, demasiado explícito para explicar la vida. Edward Yang narra “Yi yi” a base de planos generales, aguantando el plano unos segundos más de lo acostumbrado. Es una ventana. Pasas, te sientas, miras, te aburres y haces que te vas. Pero no te vas. Tu mirada regresa. El plano se mantiene. Los personas puede que hablen, puede que no. Pero sigues atento a tu ventana. La ventana que Edward Yang abrió para que tú miraras.