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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
9
Comedia. Drama La película consta de seis episodios que alternan la intriga, la comedia y la violencia. Sus personajes se verán empujados hacia el abismo y hacia el innegable placer de perder el control, cruzando la delgada línea que separa la civilización de la barbarie. (FILMAFFINITY)
29 de octubre de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Puede el cine de evasión ser cine con mensaje? He escrito sobre muchas películas argumentando que sí, que sí puede serlo. Parece que a la mayoría de la gente le resulta más fácil admitirlo si ese cine no procede de Hollywood, pues se mal entiende a la meca del cine como un monstruo capitalista que devora el talento y la creatividad, pero no creo que, por ejemplo en estos Relatos Salvajes, a nadie le cueste admitir que es esencialmente cine de evasión, pero que diametralmente contiene un mensaje presente.

Porque por muy salvajes que sean estos relatos, tristemente, resulta difícil no identificarse con ellos. Tal vez el primero de ellos, titulado “Pasternak” y que sucede en el avión, sea el más casual y de formato sketch. Pero a partir del segundo, “Las ratas”, sobre la justicia poética contra el arraigado caciquismo, la pregunta ‘¿Qué hubiera hecho usted en esta situación?’, sobrevuela inevitablemente la sala de cine. Después viene un slapstick violento sobre la testosterona y la estupidez humana (“El más fuerte”); “Bombita”, una comprensible destrucción hacia y por la burocracia y el asalto institucional; una alegoría sobre la diferencia de clases y el control de la justicia y lo que es justo (“La propuesta”); y finalmente, y con toda su locura, una hostia en la cara a lo convencional (esas bodas que son como micro Gran Hermano del terror) la idiotez social y familiar, y una apuesta por la verdadera pasión en “Hasta que la muerte nos separe”.

En estos seis relatos, se presiona a sus personajes para que saquen a los animales que llevan dentro. Como hacen muy bien los argentinos, abstraerse del humor no es fácil, a pesar de que en realidad aquí se hable de la miseria humana y de los monstruos que llevamos dentro. Pero ver Relatos Salvajes es liberador, casi terapéutico. Todos sus intérpretes exprimen al límite su ingenio y su talento, llevándonos en una montaña rusa que nunca quieres que acabe. Y además de eso, la gran hipérbole que es realidad la cinta no hace más que alimentar su importancia desde un sentido del humor muy negro.

Elogio por último la capacidad de Damián Szifron para plasmar en cada uno de sus relatos un estilo y un género. Como he nombrado, están el sketch y el slapstick cómicos, pero también hay los retazos de cine social en “Bombita”, el cine pulp tipo Tarantino en “Las Ratas”, el cine negro en “La Propuesta”, o el despropósito coral, operístico y multicolor de “Hasta que la muerte nos separe”.

Si el espectador busca esa “amable” sensación de verse reflejado en la pantalla, de que le hablen de sus problemas reales, de identificarse con una historia… debería acudir corriendo a ver Relatos Salvajes. Eso sí, lo que va a encontrar es, efectivamente, salvaje.
jaly
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