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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
9
Drama Los Weston viven en una gran mansión en las afueras de Pawhuska, en Oklahoma. La desaparición del padre en extrañas circunstancias hace que la familia se reúna y que todas sus miserias salgan a la luz. Adaptación al cine de la obra de teatro homónima ganadora de un Tony, que a su vez adapta una novela ganadora del Premio Pulitzer en 2008. (FILMAFFINITY)
12 de enero de 2014
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cinismo de muchos críticos, impide disfrutar de grandes obras. De acuerdo que la puesta en escena para el cine que John Wells hace del texto teatral Agosto. Condado de Osage, no brilla por su originalidad o su riesgo, pero lo que aquí importa es ese texto y su grandeza, que no necesita de ningún adorno. Tampoco sirve de nada atacar las decisiones de casting en cuanto al star system. Son estrellas, sí, pero en su mayoría son grandes intérpretes, y también algún genio.

Y cegarse por ese par de tonterías es no poder “disfrutar” (si es que esa es la palabra…) de una de las visiones más insólitas, por demoledora, que se ha dado de la familia desde Hollywood. Porque el texto de Tracy Letts no tiene piedad, aunque tampoco sea sádico: en él, se aglutinan puñales lanzados con saña hacia los seres más queridos o cercanos, por el rencor, por el dolor contenido, por los anhelos privados ante los cuales no podemos culpar a nadie si no a nosotros mismos. Hay más de tragedia griega que de drama familiar en esta historia de secretos y mentiras, de vistosos enfrentamientos y de crueles insultos disfrazados de chiste.

Y como era de esperar, su reparto al completo está soberbio habitando esas oscuridades, lanzándose a ese vacío de desesperanza que vive la familia Weston en las vastas tierras llanas de Oklahoma: desde las interpretaciones más mesuradas y contenidas (Ewan McGregor, Abigail Breslin, Dermot Mulroney, Sam Shepard y Misty Upham), hasta las más expresivas y extremas (unas desternillantes Juliette Lewis y Margo Martindale), pasando por composiciones sencillas pero de profundo calado (Chris Cooper, Benedict Cumberbatch, Julianne Nicholson; vaya tres grandiosos secundarios), y por supuesto, los grandes pilares de la familia, Julia Roberts, que hacía muchísimo tiempo que no estaba tan bien, que no abandonaba su estrella para verdaderamente SER un personaje, un personaje que aquí clava en sus golpes bajos, en su amargura, en su ira al explotar; y Meryl Streep, que dudo mucho que persiga los premios, pero que se los merece todos sólo por los primeros minutos de la cinta. Su interpretación de la matriarca del clan vuelve a ser un dechado de virtudes técnicas, desde su acento hasta su ajado cuerpo, desde sus miradas, que prácticamente destruyen la cámara, hasta sus viperinas palabras, dichas desde el dolor y la amargura más profunda, esa que se arrastra a lo largo de muchos años de soledad. Vuelve a ser difícil apartar la vista de su compleja composición, repleta de matices y de instantes climáticos. Repleta de la chispa y la energía que esta actriz imprime siempre a las mujeres a las que da vida.

Todos estos nombres propios consiguen lo esencial para que la historia de este seco y cálido mes de Agosto funcione. Nos hacen creer que son esa familia, los detalles, ínfimos o trascendentes de sus relaciones. Iluminan la pantalla escena tras escena con su complicidad, en la paz o en la guerra. Provocan carcajadas justo antes o después de haber arrancado lágrimas. Se embarran en los lugares oscuros de una historia pequeña de una familia grande, que extrapola e hiperboliza sus conflictos y los convierte en verdadero conocimiento sobre la naturaleza humana cuando ésta se ha puesto a prueba.
jaly
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