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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
9
Drama. Ciencia ficción Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
19 de noviembre de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es fácil, o al menos no posible para todo el mundo, identificarse, y por tanto, emocionarse, con una película como Melancolía. Más allá de la apabullante belleza de sus imágenes, la intención final de Melancolía la entenderá aquél o aquellos, que como su personaje principal, o como su director, hayan padecido de los males de la depresión, o que al menos la comprendan.

Si uno de estos dos casos es el del espectador, lo que verá con Melancolía es un abrumador canto por la muerte, por la aceptación y la reivindicación de ese preciso estado de ánimo con el que se nombra a la película. Pero, contrario a lo que pudiera parecer, Melancolía no es, finalmente, la película triste, oscura, derrotista o deprimente, que algunos querrán ver en ella. Es más, la sensación final es la de un salto liberador, la de la posibilidad de librarse de las cargas de una vida por alcanzar la plenitud absoluta, la providencia de un destino inevitable pero que nos permitirá, de una vez por todas, sacudirnos los lastres de la tristeza, del desapasionamiento, de la vida vivida como una muerte sin ser tal.

Para mi, la fuerza magna de Lars Von Trier aparece cuando deja a un lado la intención tan forjada en su arte de provocar y habla de las cosas que verdaderamente le preocupan, pero no con el afán de criticar lo que no entiende, sino de hablar de lo que conoce. Por eso Dogville tenía una potencia universal, porque su microsociedad era extrapolable a cualquier rincón del mundo en cualquier momento del tiempo. Algo similar ocurre con Melancolía. Su humanidad supera cualquiera de las trabas con las que el director a veces se encuentra, por propia decisión, en sus películas.

Y todo ello hace de Melancolía una experiencia apasionante, un callado y quieto viaje por la tensión sostenida llevada por dos hermanas, que viven cada una a su manera, ese final, y que permite a Von Trier explorar en dos mentalidades opuestas enfrentadas a la grandeza de la muerte. Ambas actrices, Kirsten Dunst y Charlotte Gainsbourg viajan pues por esos páramos románticos, afines a los grandes creadores de este movimiento, dilucidando en sus mentes el carácter del fin. Y estando ambas extraordinarias, Dunst teje un delicado dibujo de la enfermedad, en el que es difícil descifrar cual es el dolor real y cual el interpretado, pero cuya profundidad y honestidad sin límites, transpasa la cámara.

Melancolía es esencialmente una película reflexiva, filosófica, simbólica. Su prólogo y su epílogo son verdaderos saltos de estilo, apuestas defendidas hasta el fin en favor de contar una historia diferente, desde un diferente punto de vista, y que defiende la muerte como salvación, perdón, refugio y verdadero remanso de paz.
jaly
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