No son muchas las películas que se han hecho sobre ETA. Podemos recordar "La fuga de Segovia" (1981), "Dias contados" (1994), ambas de Imanol Uribe, "Yoyes" (2000) de Helena Taberna....Es un tema casi tabú.
ETA, por desgracia, todavía existe, todavía sigue asesinando (Barajas, diciembre de 2006) en nombre de "su" pueblo trabajador vasco. Es dificil hacer cine sobre el tema. Todos (o casi todos) esperamos el momento en que nuestros "salvadores" se hayan retirado definitívamente y se pueda tratar el tema sin nigún problema y en toda su extensión.
Por eso, y a pesar de todas sus imperfecciones, que son muchas, es aplaudible una película como "El lobo". Quizá peque de simplicidad argumental, de determinados tópicos, de cierta falta de credibilidad. Pero con todo ello, el film da para mucho, para hablar mucho rato, para muchos debates. Y se ve con interés.
Se cuenta la historia de Txema (Lobo), un topo dentro de ETA, pagado por los servicios secretos españoles (CESID), en la primera mitad de los setenta. Son muchas las versiones sobre la personalidad y motivaciones de Lobo (en la vida real, Mikel Lejarza). Como siempre, la verdad será (seguro) mucho más compleja que dichas versiones más o menos lineales.
Aquí se presenta a Lobo como un vasco orgulloso de serlo, íntegro, deseoso de que ETA deje de matar; y sobre todo agobiado por penurias económicas
Hay algunos momentos especialmente interesantes, como cuando el personaje de José Coronado (mando de los servicios secretos) le dice a Lobo que la existencia y actividad de ETA va a ser positiva para ellos (los fascistas) en la próxima democracia. Así tendrán que ceder menos a la izquierda. O cuando Lobo le dice a Amaia, su amiga etarra que ellos (los de ETA) son una cuadrilla de fanáticos que no representan para nada a los vascos.
Dicho esto, es cierto que muchos aspectos de la película resultan dificilmente identificables, poco "reconocibles", sobre todo para los que somos vascos. Es fácil entenderlo: Una película sobre los problemas chechenos puede resultar facilmente creible en Minesota o Tokio, pero dificilmente en Grozni. Es así.
Edurado Noriega hace un esfuerzo interpretativo notable. Y creo que sale airoso. Al final se le acaba queriendo. Bien también el siempre competente José Coronado, así como Silvia Abascal, quien realiza una muy sobria interpretación.