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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
8
Drama Cuatro niños, hijos de distinto padre, viven felices con su madre en un pisito de Tokio, aunque nunca han ido al colegio. Un buen día, la madre desaparece dejando algo de dinero y una nota en la que encarga al hijo mayor que se ocupe de sus hermanos. Condenados a una dura vida que nadie conoce, se verán obligados a organizar su pequeño mundo según unas reglas que les permitan sobrevivir. Sin embargo, el contacto con el mundo exterior ... [+]
13 de octubre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuanto más "avanzada" consideramos a una sociedad, más fosilizados tiene sus sentimientos. El progreso de los países punteros no está basado en el bienestar común sino en el confort individual. Japón es ejemplo de muchas cosas a nivel tecnológico o industrial pero me temo que está pagando un alto precio en esta imparable mutación de humano a humanoide. Muchos les admiran por sus conquistas materialistas, e incluso les consideran gente de orden. No creo que sean un referente interesante, al menos para mi. La sangre que corre por sus venas se está enfriando y, más temprano que tarde, será difícil distinguirles de los robots que están sustituyendo a los trabajadores en todas las facetas de esa insípida vida en que se han embarcado y que, como máquinas inteligentes, también saben reír y achinar los ojos.

Kore-eda sabe muy bien que esta pérdida de valores, el último en apagarse debería ser el amor maternal, acabarán en una glaciación espiritual sin precedentes.

Algunos colegas en esto del critiqueo fílmico consideran que, aunque basado en un hecho cierto, la historia está exagerada. Con todos los respetos, la que está inflamada es su creencia de que la bondad sigue siendo una imbatible cualidad humana. Como grupo humano hace mucho tiempo que tomamos el corto atajo del egoísmo, tirando por la borda, en nuestro avance, todo lo que sobra: viejos, enfermos, niños...; todo aquello que nos estorbe en nuestro objetivo inmediato: el beneficio económico y la escalada profesional. Por eso en este "sálvese quien pueda" dejamos en las garras de los fondos de inversión y sus primos hermanos, los buitres, el cuidado de los más desvalidos e inocentes. En el caso de Keiko ni siquiera eso. Hay quien considera que es menos inhumano, aún, echarlos a la taza del váter y tirar de la cadena.
Sinhué
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