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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
9
Drama. Intriga. Thriller Jeanne y Simon Marwan son dos gemelos que viven en Canadá cuya madre Nawal, tras pasar sus últimos días sin hablar, acaba de fallecer. En el acto de apertura del testamento, el notario les da dos cartas que deben ser entregadas a un padre al que creían muerto y a un hermano cuya existencia desconocían. Jeanne decide entonces emprender un viaje al Líbano para intentar localizarlos y encontrar respuestas a su existencia, pero Simon no ... [+]
27 de octubre de 2010
24 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer vimos en la Seminci el estreno de esta película, que aprovecho para decir que cuenta con una sinopsis, errónea en parte, que nuestros superiores de filmaffinity no tardarán en corregir; espero.
Aún no sabemos si formará parte del palmarés pero la reacción del público del Teatro Calderón fue muy favorable. Luego he leído que es la elegida por Canadá para los Oscars y me atrevería a decir desde aquí que si hubiera justicia cinematográfica en Hollywood (¿?) Incendies estaría en la recta final por delante incluso de la buena película de Icíar Bollaín.

El guión escrito a tres manos, la del director y la del autor (Wajdi Mouawad) entre ellas, es una guía perfecta para no perderse en la búsqueda, para no quedar asfixiados en los recovecos de un castigo que nadie merece y de una vida que nunca mereció tal nombre. Es, el guión, un camino que, intuimos, acabará tras alguno de los voraces fuegos que jalonan una existencia más allá de la resistencia humana. Increibles los pasos si no sucedieran en medio de la guerra, que hace ciertas las más monstruosas miserias del ser humano.

Los actores, sobresaliente Lubna Azabal, nos llevan de la mano y nos zarandean: ¡que nadie cierre los ojos, mirad a la mujer que canta!
Y con los pies abrasados por las candentes piedras del Sur del Líbano volvemos a las cáusticas piscinas del Canadá sedientos de amor y de verdad, buscando la brisa o el vendaval que encierran dos sobres, indemnes tras la última explosión......y luego la paz del silencio.

Son las doce y cuarto de la noche y las calles de Valladolid reciben a seiscientos amigos del cine noqueados y satisfechos, términos que sólo van juntos cuando el arte está por medio.
¡Viva el CINE!, ergo, ¡Viva la Seminci!
Sinhué
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