"Los pájaros" es una de las películas que guarda las esencias del mejor cine de Alfred Hitchcock: misterio, suspense, referencias apocalípticas....; en definitiva, una obra en la que es tan importante lo poco que se cuenta como lo mucho que se supone.
Si difícil debió ser en el año 1963 dirigir a tanto animalito con pico, siguiendo la novela de Daphne Du Maurier, y crear esa atmósfera de pavor sin caer en el absurdo, no menos complicado debió resultar para los actores interiorizar que estaban realizando algo más que una historia para el cine de entretenimiento. Porque hay algo más allá de un cuento con invasiones animales o plagas bíblicas. La trascendencia está en la cámara del maestro y la inquietud en los gestos y las miradas de sus actores, algunos parecen esconder secretos que les queman.

Lo que podía haber sido una romántica, clásica y pintoresca relación amorosa entre la chica consentida de la alta sociedad y el recio abogado de un cercano pueblo, se transforma en un eterno fin de semana.
El camaleónico uso de la luz a lo largo de la acción marca los tiempos y mide el transcurrir dramático de dos días que parecen no tener final.