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Voto de Sinhué:
10
7,2
20.160
Drama
Rumanía, 1987: el país se encuentra bajo el férreo régimen comunista de Ceaușescu. Otilia y Gabita son estudiantes y comparten habitación en una residencia. Gabita está embarazada, pero no quiere tenerlo. Las jóvenes acuerdan un encuentro con un tal Mr. Bebe para que le practique un aborto ilegal en la habitación de un hotel. (FILMAFFINITY)
2 de febrero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad? Eso es lo que significa ser esclavo"...; decía Roy Batty, aquel replicante que guardaba el germen de una futura humanidad, ante la oscura represión de la que se extinguía.
En Rumanía, finiquitando la novena década del siglo XX, también se apagaban las escasas llamas que mantenían visible la esperanza en un mundo más amable, más cálido, más comprensivo... En aquel mundo la fuerza manaba de la orden timbrada y la represión, nunca de las libres decisiones de sus ciudadanos ni de la ayuda que demandaban los más necesitados o confundidos.
No, Otilia, Gabita, al igual que aquel sensible robot de sexta generación, sabéis que el pánico no conduce a parte alguna, solo nos aprieta los grilletes; ¿pero cómo evitarlo?
Si además eres mujer en este orden tan funesto, puedes dar por seguro que otros ya han legislado por ti; toda tu problemática será marginal y si quieres seguir, con algo parecido a la vida, será a cambio de transgredir, de escacharrarte el alma.
Va para doce años que vi la película. Es otra de esas imprescindibles que te dejan tan lacerado, que alargas cariñosamente, hasta otra vida, una posible revisión. No necesito la inmediatez para hablar de ella, ni la explicitud de las imágenes; aunque sea deformado el recuerdo, me quedó claro que los silencios y las elipsis dolían más que cuanto estaba en primer plano. Además, Cristian Mungiu, consigue con su cámara que, como en los malos momentos de nuestra propia vida, las escenas se congelen, se eternicen y huyan músicas y colores.
No me parece, como interpretan algunos, que esta forma de contar la verdad (en 24 fotogramas por segundo) vaya en desdoro del director, más bien todo lo contrario.
En Rumanía, finiquitando la novena década del siglo XX, también se apagaban las escasas llamas que mantenían visible la esperanza en un mundo más amable, más cálido, más comprensivo... En aquel mundo la fuerza manaba de la orden timbrada y la represión, nunca de las libres decisiones de sus ciudadanos ni de la ayuda que demandaban los más necesitados o confundidos.
No, Otilia, Gabita, al igual que aquel sensible robot de sexta generación, sabéis que el pánico no conduce a parte alguna, solo nos aprieta los grilletes; ¿pero cómo evitarlo?
Si además eres mujer en este orden tan funesto, puedes dar por seguro que otros ya han legislado por ti; toda tu problemática será marginal y si quieres seguir, con algo parecido a la vida, será a cambio de transgredir, de escacharrarte el alma.
Va para doce años que vi la película. Es otra de esas imprescindibles que te dejan tan lacerado, que alargas cariñosamente, hasta otra vida, una posible revisión. No necesito la inmediatez para hablar de ella, ni la explicitud de las imágenes; aunque sea deformado el recuerdo, me quedó claro que los silencios y las elipsis dolían más que cuanto estaba en primer plano. Además, Cristian Mungiu, consigue con su cámara que, como en los malos momentos de nuestra propia vida, las escenas se congelen, se eternicen y huyan músicas y colores.
No me parece, como interpretan algunos, que esta forma de contar la verdad (en 24 fotogramas por segundo) vaya en desdoro del director, más bien todo lo contrario.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Este drama, sin duda, es más que recomendable, pero tentado estoy de abortar la experiencia a los pocos amigos que aún no han pasado por ella y decirles que la historia nunca ha existido. Y para terminar solidarizándome con las dos víctimas principales, cerrar con un contundente: "Nunca más volveremos a hablar de esto"