Haz click aquí para copiar la URL
España España · Santander
Voto de Simsolo:
8
Romance. Drama Verano de 1957. En una granja de un pueblo de Louisian, dos hermanas, Dani de 14 años, y Maureen de 17, viven con sus padres, los Trant. Un día en la granja de al lado se instala la viuda Marie Foster y su introvertido hijo Court, de la misma edad de Maureen. Entre Court y Dani surge inmediatamente una gran simpatía basada en sus juegos y en profundas conversaciones; pero cuando Court conoce a Maureen, ambos se enamoran y comienzan un ... [+]
25 de marzo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las últimas películas de los grandes directores no siempre son consecuentes. A veces, sencillamente, porque el artista no era consciente cuando rodaba de su despedida de las cámaras. Otras hacen de colofón con tal serenidad que se convierten en templos, lugares que frecuentar en busca de ese estado de ánimo que una gran parte de la producción actual –minada por la esclavitud de las modas- escatima al amante del cine. En todo caso suelen ser lecciones de sabiduría. “Un verano en Louisiana” encaja como un guante con el resto de la obra de Robert Mulligan, sobre todo con esos títulos vertebrales y míticos que confrontaron adolescencia y vida adulta en los sesenta y setenta. Podrán discutirse sus aciertos, pero la relevancia de sus partes más conseguidas deja un poso, algo a lo que no tantas películas aspiran. En conjunto trasluce maestría y sencillez, evitando el rencor hacia una industria esquiva con los veteranos.

Vista hoy, “Un verano en Louisiana” es una película isla. No tanto por su tema, esa adolescencia contemplativa que de vez en cuando asoma a nuestras pantallas en otros títulos no siempre reseñables, sino por el modo en que se nos cuenta. Tomarse el tiempo necesario para narrar algo de manera contenida y sabia, sin abandonarse a ningún efectismo, no está al alcance más que de directores con la capacidad de observación intacta. Artistas, en suma, que evitan deslumbrar. Ciertas modernidades, no nos engañemos, están reñidas con la honestidad, por lo que apenas perduran. Mulligan, sin embargo, es un humanista y sus tiernas criaturas, esas dos hermanas que padecen juntas lo inconvenientes del amor, de la educación y el cariño de unos padres enfrentados, nos conmueven. La sutilidad, está claro, no hace taquilla y ese aire entre intemporal y anticuado de la película, probablemente no jugó en su momento a favor de un director dueño de su mundo.

No es un testamento, sino un adiós sincero y emotivo. Cierra una obra y atesora verdades suficientes como para que nos sonrojemos ante el adocenamiento de títulos que repiten fórmulas manidas sin un ápice de encanto. Sin alma. Sin cine dentro.
Simsolo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow