Miniserie producida por la tele británica, presenta el punto de vista de los investigadores de Scotland Yard mientras persiguen al escurridizo Jack The Ripper. Correcta desde el punto de vista técnico, con fantásticos escenarios y gran número de extras, patina en anacronismos de bulto.
La serie cuenta con el hándicap de que ya sabemos el final de la historia, por lo que la lucha del tenaz investigador se queda reducida a un montón de conjeturas servidas por cien años de teorías, medias pruebas y medias verdades en el caso real del asesino en serie victoriano.
Abusa del truco de incluir caras conocidas para despistar, cosa que consigue pues Michael Cane está enorme e hipnótico y resulta simpático descubrir a Jane Seymour, la mismísima "Doctora Quinn" entre el reparto.
Interesante, sin embargo larga y confusa, con un final que recuerda al que completaría Alan Moore en "From Hell", siendo el resultado del comic muy superior.