Primer acto: Will Shakespeare plagió una obra escrita por Luigi da Porto, de Vicenza, en el año 1520. Así que no fue él amor lo que le inspiró. Fue el plagio. Pero no importa, supongo. "Shakespeare in love" podría ser un "¿y si...?" sobre el origen de su famosa obra.

Segundo acto: Aunque la mona se vista de seda, mona se queda. No importa que se cubran las escenas de bellos diálogos. El concepto "moderno" del amor de los guionistas y el director es tan romántico como el polvo en el asiento trasero del coche de "Titanic". Hay mucho más romanticismo en cualquier escena de "La princesa prometida".

Tercer acto: Judi "caraperro" Dencha actúa bien, pero un oscar... eso es pasarse.

Cuarto acto: El guión es MUY convencional. Todo lo que sucederá se ve venir al kilómetro. Un poco como en esos filmes deportivos que produce Disney.

Quinto acto: La Academia que entrega a los Oscar no parece enterarse de la misa a la media. Premian pomposos, academicistas y mediocres filme como este, pero dejan en la estacada a los reamente buenos.

Telón.