Aquí tenemos la entrega número 25 de las aventuras de 007, llegando con retraso pandémico y tras haber dejado tirado a Danny Boyle, un cineasta que seguramente le hubiera dado un empujón a una saga anquilosada.

Y -- oigan: el film tiene un ritmo sólido pese a su duración, un uso mínimo del CGI y una trama trabajada....

...pero yo me canso.

A lo mejor porque el Bond de la Era Craig es exageradamente serio, porque la BSO de Zimmer apunta a lo que desde varias entregas estos filmes aspiraban - una suerte de Nolan´s 007, porque su supuesto realismo es ceñudo, por su ambición cansina o por su Black 00Mary Sue, una concesión al feminismo más a la moda que no resulta para nada disruptiva en el estado de las cosas de la trama.

Y sí -- Bond ahora es sensible y empático. También se enamora (aunque eso no resulta para nada nuevo - recuerden a Lazenby).

Aparte - cosas como los cacharritos bondianos son el pan nuestro de cada día en 2021, la geopolítica del film no tiene mordiente, el villano está infraescrito --

Muchas cosas.

Supongo que el tropo está gastado. El personaje es un arquetipo superado. 007 no puede densificarse narrativamente. Y cambiar algunas de sus claves hacen que deje de ser Bond.

Anyway -- demasiados filmes de 000yy demasiadas décadas. O pegan un volantazo hardcore en su siguiente reboot - lo habrá, nenes - o lo guardan en un cajón durante muchos años.

Porque a estas alturas...