Vaya por delante el hecho de que esta película podría haber funcionado igual que con chica-chica con chico-chico, chica-chico, chico-chica, una vez dentro de la habitación y como en una especie de cuento de las mil y una noches, todo podría haber sucedido, es cierto que trata de sentimientos, tambien de pasión, pero esta menos conseguida. La magia comienza con el plano del empedrado, desde el balcón y como si de un extraordinario travelling temporal se tratara, termina en otro igual, conformando un parentesís en el que las/los amantes se engañan, se sinceran, lloran, rien. En definitiva... viven.