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España España · Salamanca
Voto de La Maga:
2
Ciencia ficción. Terror. Fantástico. Acción El descubrimiento de una antigua pirámide enterrada en la Antártida lleva a un grupo de científicos y aventureros al continente helado. Allí harán un terrorífico descubrimiento: dos violentas e implacables razas alienígenas libran entre sí la última batalla. Poco importa quién gane... nosotros perderemos. (FILMAFFINITY)
19 de junio de 2007
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El apartado artístico es lo único reseñable en este combate en el que los humanos sobran.
La apuesta era cuanto menos atractiva. Dos mitos de la ciencia-ficción moderna enfrentados, los humanos rondando y divagando entre medias cual aves de rapiña, y muchos fans de ambas sagas dispuestos a disfrutar reverdeciendo viejos laureles. El resultado: un desencanto soporífero, una traición desmedida, una nostalgia dolorosa unida a la impotencia de ver cómo parte esencial de la mitología cinematográfica se ve ridiculizada y reducida a mero combate de lucha libre y persecución sin un ápice de sentido e interés. El espectador sólo hallará consuelo en advertir algunos de los guiños (la aparición del androide Bishop, de la reina Alien...), troncharse (por no llorar) de algunas soluciones, y regresar rápidamente a casa para recuperar del tirón la maratón que de vez en cuando todavía regalan sendas sagas.
Los más acérrimos seguidores lo intuían. Tarde o temprano llegaría. Sólo era cuestión de tiempo que alguien amante del género aprovechara la oportunidad de rendir culto a los gloriosos monstruos al mismo tiempo. Lástima que haya sido finalmente un productor interesado en hacer dinero (y no en intentar fabricar cine) el que rescatara una imagen que a todos los seguidores nos había suministrado las más oscuras fantasías. 1990, Stephen Hopkins lleva a cabo la segunda parte de Depredador. En la nave del extraterrestre una sala de trofeos acoge la calavera de un Alien. Ese fotograma suministró al seguidor del género la capacidad de soñar con un encuentro, no así con el esperpento. La Fox, dueña de las dos franquicias, parece que ni siquiera ha tenido en cuenta las referencias de la serie de cómics de Dark Horse. Paul W. S. Anderson se 1imita a sacar todo su repertorio de videojuego, y lo acompaña con la mayoría de los tópicos del género.
La previsibilidad del guión, que encabeza una presentación de los personajes excesivamente larga, se basa únicamente en la confusión y el montaje no apto para el ojo humano. Los actores son meros peones de ajedrez y la intrascendencia de sus personajes los sume en el ostracismo. Uno a uno van cayendo. La quiniela está asegurada: éste por tonto, éste por listo, éste por curioso...
Menos mal que el flash-back que nos detalla el origen de la pirámide que investigan los protagonistas atrae por momentos un poco de nuestra atención. Pero lo que más merece la pena de esta película no es la acción, sino la secuencia en que el ser humano y el depredador entablan una alianza. Nunca ninguna de las sagas había alcanzado tantos grados de humor.
La Maga
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