En un principio, y teniendo en cuenta la expectación creada ante su estreno mundial, mi crítica iba a versar esta semana sobre la última obra de Ridley Scott: El reino de los cielos. Ante la hecatombe, no pude contenerme, y quise resarcirme de la decepción rápidamente, encontrando para mi sorpresa una obra que seguro sí saciará vuestras mentes inquietas: Tierra de abundancia, de Win Wenders. Las comparaciones de una Guerra Santa vista por dos directores de renombre son odiosas. Mientras uno sigue viviendo de las rentas, esto es, dirigiendo con total libertad sus proyectos gracias a dos hitos cinematográficos como Alien (1979) y Blade Runner (1982) – ambas siguen apareciendo en todas las absurdas listas dedicadas a las mejores películas de todos los tiempos -, el otro puede sentirse muy satisfecho, pues vuelve a recordar al cineasta europeo que renovó el panorama a finales de los 70 y principios de los 80 con El amigo americano (1976) y París, Texas (1984).

Querido Scott. Te equivocas. Ya nos diste la compacta y regular Gladiator. ¿Por qué vuelves al género épico para perpetrar tu particular interpretación de las Cruzadas? Es verdad que has tratado con respeto a los malos, los musulmanes, que nos has brindado el talento de Liam Neeson y Edward Norton en exquisitos papeles secundarios, y has sabido vislumbrar la belleza y clase de Eva Green (Soñadores, Bertolucci), pero lo siento, no puedo más, no aguanto a tus villanos de miradas penetrantes y palabras ponzoñosas, su fanatismo, tu conexión emocional me sabe distante y fría, y tu afán de trascendencia me irrita. Ni grandilocuente ni profundo, tus refriegas cuerpo a cuerpo no me convencen a pesar de su espectacularidad y colosalismo, y es que nunca llegarás a imitar las batallas de Helm y Gondor. Olvídalo. Y recuerda: no se pueden contemplar los acontecimientos históricos del pasado desde una perspectiva contemporánea, ¡nunca! Tu cine revisionista posee la misma fuerza que tu elección a la hora de elegir protagonista. No hay actor más falto de carisma que Orlando Bloom.