Dos años después de que el hombre araña "enredara" las pantallas del mundo entero (el mundo civilizado, se entiende), llegó, inevitablemente, una secuela que desde los primeros instantes, se adivina y más tarde se comprueba, superior a su predecesora, convirtiéndose desde ya en un clásico del cine de entretenimiento no confundido con el cine descerebrado y estúpido en que otras veces cae este tipo de blockbusters.

La película original era ya de por sí una correcta, pero algo insuficiente, adaptación del famoso cómic de la Marvel, en esta ocasión los guionistas y Raimi ofrecen una historia con más posibilidades, mayor tratamiento psicológico y mejor factura visual, aunque a veces confunde espectacularidad con pirotécnia.

Un auténtico acierto esta secuela del hombre araña, a quien encarna de nuevo un pusilánime Tobey Maguire, en una divertida combinación de heroísmo y pardillismo que provoca la carcajada en más de una ocasión.