Durante los años 80 se hicieron eco una serie de películas que denominadas aeropuerto más el año de su producción relataban como un avión sufría una catástrofe aerea que obligaba a sus pasajeros a tratar de sobrevivir. Esta serie junto con otras películas del estilo como "La Aventura del Poseidon "o "Terremoto" hicieron que el género catastrofista estuviera en auge.

En ésta, el avión de turno es un lujoso avión de pasajeros fletado por un excéntrico magnate que transporta en su vuelo inaugural parte de su carísima colección de cuadros, amigos, familiares, gente influente, y un cargamento de ladrones de cuadros aspirantes a ser también secuestradores de aviones. El accidente de turno se produce tras una maniobra no demasiado bien hecha por uno de los secuestradores. Por suerte, el piloto del avión no sólo consigue mantener la calma sino que también consigue ponerse el disfraz de superhéroe para tratar de rescatar a los pasajeros y el resto de la tripulación.

La película presenta una historia que, a pesar de sus buenas intenciones, fracasa por culpa de un guión no demasiado atractivo y que se olvida de desarrollar los subtemas iniciados. Así vemos triángulos amorosos, nietos que van a ver a su abuelo por primera vez, hijas que se enfrentan a un padre al que no quieren ver, amores imposibles, etc; pero que para nada se desarrollan. El otro punto negativo de la cinta, tal vez sea la falta de tensión necesaria en este tipo de películas. Se da mucha importancia a la preparación del secuestro y a la ejecución del mismo; dejando poco tiempo para desarrollar la angustia que sufren los pasajeros al verse debajo del agua.

En cuanto a los actores decir que sorprende gratamente la presencia de un Jack Lemon enbigotado y un siempre soberbio Christopher Lee.