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España España · Madrid
Voto de chechu:
8
Western Un pistolero llamado Cole Thornton (John Wayne) acude a El Dorado por encargo de poderoso terrateniente, Bart Jason. El cacique le ofrece un trabajo: expulsar de unas tierras próximas a una familia de granjeros, los McDonald. Thornton acaba rechazando el encargo a instancias de Jean Paul Harrah (Robert Mitchum), el sheriff de El Dorado y viejo amigo de Cole. Tiempo después, Thornton se entera de que otro pistolero ha aceptado el trabajo ... [+]
26 de agosto de 2009
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tradicionalmente las viejas películas sobre el salvaje oeste siempre ha sido coto privado de tipos duros acostumbrados a verse en todo tipo de lances. Estos tipos solían ser seres solitarios que sólo confiaban en una cosa: su revolver. A su alrededor se solían ver amenazadores indios, mujeres comparsa y forrajidos igual de duros. En este western Howard Hawks rompe con todo eso. Aquí vemos tipos duros que ante el desamor de una mujer pierden su dureza al pedirle consejo a Baco, tipos duros que una lesión les deja casi incapacitados para la lucha, héroes cuya inexperiencia con todo aquello que lance balas les hace preferir pelear con un puñal, señoritas con caracter que no dudan ni un segundo en batirse a tiros con lo más rudo del desierto. Sin embargo, no todo es ruptura. Dos emplazamientos fundamentales en toda película sobre el viejo oeste que se precia, el Saloon y la oficina del Sherif, no sólo mantienen su importancia sino que son testigos de gran parte de sus escenas.

A tenor de la idea principal de su argumento: unas disputas territoriales obligan a un sheriff con problemas de alcoholismo junto con un famoso pistolero, el aprendiz de este último, y su viejo ayudante a proteger a una familia de ganaderos; no existen muchas razones para hacer caso a todas esas críticas que versan sobre los tremendos parecidos con Rio Bravo. Pero si nos fijamos en los pequeños detelles de ambas películas, en las características de sus personajes y en el planteamiento de algunas escenas, nos damos cuenta de que, efectivamente, Howard Hawks se ha plagiado a sí mismo. Sin embargo, antes de pronunciar esas duras acusaciones contra uno de los directores de westerns por excelencia deberíamos preguntarnos que pretendía con esta película. La respeusta la vislumbramos después de ver la tesitura de los personajes de este film: parodia. Si una película que nada es como se acostumbra, en la que el malo no muere como los cánones dicen que debe de morir, en la que los personajes toman aspectos burlescos, y en la que el guión no para de soltar chistes fáciles y situaciones irrisorias, por mucho que se disfrace de algo serio no se puede considerar como otra cosa que no sea una comedia. De hecho, lo mejor de la película es que Howard Hawks consigue reirse de si mismo y de todo tópico existente esquivando el humor de lo absurdo.

Por el resto destacar la imponente presencia de John Wayne, una grandísima actuación de Robert Mitchum, la frescura de James Caan, y algunas escenas memorables.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
chechu
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