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Colombia Colombia · http://filmicas.com | Bogotá
Voto de Luis F Ragua:
6
Thriller. Intriga. Drama Irán, año 1979. Cuando la embajada de los Estados Unidos en Teherán es ocupada por seguidores del Ayatolá Jomeini para pedir la extradición del Sha de Persia, la CIA y el gobierno canadiense organizaron una operación para rescatar a seis diplomáticos estadounidenses que se habían refugiado en la casa del embajador de Canadá. Con este fin se recurrió a un experto en rescatar rehenes y se preparó el escenario para el rodaje de una ... [+]
22 de octubre de 2012
154 de 192 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de “Gone Baby Gone” y “The Town”, ambos thrillers sobre crímenes en Boston, el director Ben Affleck salta al terreno internacional y cuenta en su tercer filme la historia real de una misión secreta de la CIA para rescatar a seis norteamericanos atrapados en Irán durante la revolución a finales de los 70s y principios de los 80s en la que cayó el shah. Pero por muy interesante que pueda sonar, “Argo” no hace más que solidificar a Affleck como un director promedio, alguien que puede lograr una película decente pero a quien le hace falta creatividad, visión y tacto.

La historia de “Argo” comienza con la toma de la Embajada Americana en Teherán a finales de 1979, cuando un grupo de estudiantes y militantes que exigían el retorno del shah para su judicialización en Irán (EEUU le había dado asilo) tomaron como rehenes a 52 estadounidenses, una situación que se extendería por más de un año. Ese día, seis trabajadores de la Embajada lograron escapar y encontraron asilo en la casa del embajador canadiense. La CIA, con la colaboración del gobierno canadiense, se puso en la tarea de idear una misión para extraer a los seis norteamericanos sin que fueran detenidos y ejecutados, y la idea que prevaleció es una muestra de que la realidad supera muchas veces a la ficción: con la colaboración de dos pesos pesados de Hollywood, los diplomáticos se harían pasar por el equipo de una película que buscaba locaciones para filmar en Irán, una copia barata de “Star Wars” que llevaría por título “Argo”.

Sin duda, la premisa de “Argo” es sumamente intrigante. En los primeros minutos Affleck logra generar una tensión creciente mientras los iraníes empiezan a atacar la Embajada, y captura a la perfección la desesperación de los diplomáticos mientras ven su futuro cada vez más incierto. Es una prueba de que Affleck tiene talento, así el resto del filme atestigüe lo contrario y haga parecer esa primera secuencia como un golpe de suerte.

Una historia que se supone llena de suspenso y tensión, con varias escenas de “alivio cómico”, se siente insípida y plana, en parte debido a un guión que, aunque abundante en situaciones, se queda corto en diálogos y encuentra salidas fáciles a los problemas que plantea. En un momento, por ejemplo, el personaje de Affleck intenta convencer a un diplomático de aceptar su misión, y lo logra revelándole su nombre verdadero y el hecho de que tiene un hijo en casa que lo espera. Se supone que el diplomático entiende que el personaje de Affleck también está poniendo en riesgo su vida en la misión, pero es una salida fácil a las objeciones que habían sido planteadas.

Es cierto que el cine, y el arte en general, funciona como una “ficcionalización” de la realidad, pero Affleck se esmera tanto en hacer una película realista—los lugares, los vestuarios, los peinados, todos están cuidadosa y magistralmente reconstruidos para corresponder con la época y el lugar en el que es contada la historia—que desconcierta cuando bota ese realismo al traste y recurre a recursos hollywoodenses pero poco creíbles en el contexto para aumentar el suspenso, como una persecución final fuera de lugar.

También peca “Argo” en la simplificación del conflicto en el que está inmersa. Aunque su atmósfera le da una sensación de ser políticamente importante, sobre todo después de una pequeña lección de historia al comienzo, “Argo” no logra expresar las complejidades de la situación política en Irán y cae en la dicotomía héroe-villano con la cual los iraníes terminan siendo una masa de hombres barbados iracundos que no saben hablar sin gritar y a los cuales no les son ni siquiera concedidos subtítulos, no vaya a ser que digan algo coherente.

Y ese es el gran problema de “Argo”, cae en la trampa de que una película es como una receta que debe tener ciertos elementos para funcionar. Un héroe y un villano, una persecución para generar suspenso, o una historia familiar para su protagonista, que en este caso se manifiesta en un hijo que es mencionado un par de veces y que es usado como pretexto para hacernos sentir simpatía con el protagonista, pero que es dejado como una historia tan marginal que termina siendo desconcertante que la película termine enfatizándolo.

“Argo” no es, después de todo, una mala película. Técnicamente es una maravilla, aunque las imágenes que en los créditos comparan imágenes de la historia real con la película son auto-elogios innecesarios. Su historia es lo suficientemente interesante para sobreponer sus trabas, y su reparto cumple su trabajo, con actuaciones de Alan Arkin y John Goodman memorables, ambos interpretando a personalidades de Hollywood. Pero es una lástima que con un material base tan bueno, Affleck se quede tan corto.

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Luis F Ragua
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