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España España · Madrid
Voto de Melmoth:
4
Comedia. Drama. Romance Judith es una atractiva cincuentona que vive sola y contrata regularmente los servicios sexuales de jóvenes a través de internet. Así es como conoce a Patrick, cuyo encanto y simplicidad seducirá a una Judith que empezará a verlo regularmente. El encantador joven, cuyo nombre real es Marco, sólo trabaja como chico de compañía para pagar la hipoteca de la peluquería que regenta su esposa Fanny, de la que está profundamente enamorado, ... [+]
17 de septiembre de 2009
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo evitar, al hacer una crítica de cine, contemplar los valores o principios que sustentan la película y quedarme callado, hablando sólo de actores, dirección o fotografía. Lo cierto es que esta cinta nos presenta una incómoda por poco vista relación entre una mujer madura y su puto -no tan joven, no vayan a creer, ni tan guapo, ni sofisticado como el Richard Gere en "American Gigolo", ni tan cutre o grosero como Rob Schneider en "Gigolo" -, amante ocasional, algo triste como buen francés (quiere esto decir que su sentido del humor, como el de la película, sin ser pobre, tan poco es para echar cohetes), y desesperado por las deudas de su mujer y la familia de ella -¡qué manda bemoles con la crisis!- se ve 'obligado' a sacrificarse y venderse a la mejora postora. Éste es el punto de encuentro de "La clienta" y hasta aquí se ve con cierta deliciosa distancia y comprensión, sin llegar a juzgar del todo a los personajes, asumimos la posibilidad que se nos cuenta como parte de esta vida frenética que apenas da tiempo para que nuestras decisiones maduren como el buen vino o un buen cocido de la abuela. Pero, en el instante mismo que aperece el 'tercium in discordia', la mujer del gigoló, la película decae porque quizá quiere comprometerse demasiado con todos los protagonistas, dejándoles en cueros ante un espectador que bosteza ante este 'menáge a trois' tan francés y educado.
No sé qué opinarán las mujeres cuando vean esta cinta, pero es cierto que presenta la madurez y la soltería como fenómenos casi desviados o torcidos de la existencia, cuyo destino, a la postre, ha de ser el sexo complaciente y sin renuncia; o las dificutades económicas o emocionales como caballos de batalla que sólo pueden resolverse con medidas desesperadas. Nada de inteligencia emocional, honor o proyección... mejor me pongo a la venta con este cuerpo serrano, saco unos cuartos y a vivir, que son dos días.
Floja moralmente y pobre en sus definiciones, no llega a cuajar como símbolo ni como idea, tampoco como retrato.
Aún con todo, no deja de ser una cinta elegante y preciosista, cuyos actores dan la talla ante las diferentes y trágicas situaciones, que desprovecha París, la banda sonora, y unos diálogos que podrían haber sido más sutiles e ingeniosos (a la manera de Oscar Wilde y sus obras de teatro). ¡Lástima, una vez más!
Melmoth
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