¿Pues qué es si no una niña follando? Así de duro como se lee, es lo que vemos en esta película. El cuerpo de una mujer, pero la mente, el cerebro, de una criatura de preescolar. Y la gente lo aplaude, lo alaba, y no puedo entenderlo. Bella Baxter aún no ha desarrollado completamente su psicomotricidad, no por retrasada, sino por edad biológica, y su Señor/Padre la quiere casar con un tipo, que accede encantado. Y se le llama ‘Amor’.
Aunque al final el Señor/Padre entrega a una Bella de dientes de leche (mentales) para que fornique por el mundo adelante con un vividor. Y se le llama ‘Liberación femenina’.

Cuando los pedófilos babean ante una niña de doce años, y le dicen: “qué desarrolladita estás”, “qué crecidita”, y se defienden con que mentalmente es una niña pero tiene cuerpo de mujer, o sea, un cuerpo para el placer, para el pecado, nos parece repulsivo, asqueroso. ¿Y qué es si no ‘Pobres criaturas’?

Es algo habitual, cuando mujeres enfrentan a hombres que las abusaron sexualmente de niñas, interpelándoles por qué lo hicieron, por qué hicieron algo que las dejó rotas en mil pedazos, que éstos se defiendan con argumentos tales como, “no era para tanto”, “a ti te gustaba”, “anda que no lo disfrutaste”, "lo buscabas". Esa barbaridad es lo que se defiende en ‘Pobres criaturas’. El cuerpo es adulto, la mente es infante, pero bueno, lo está gozando, ¿no? Todo bien. Vomitivo es poco.