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Voto de Tony Montana:
8
Thriller. Drama Nueva York, 1968. Frank Lucas (Denzel Washington) es el taciturno chófer de un importante mafioso negro de Harlem. Cuando su jefe muere inesperadamente, Frank aprovecha la oportunidad para construir su propio imperio. Gracias a su talento, se convierte no sólo en el principal narcotraficante de la ciudad, inundando las calles con productos de mejor calidad y precio, sino también en un hombre público muy respetado. Richie Roberts ... [+]
29 de diciembre de 2007
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Ridley Scott está en baja forma es algo indudable. Que alguien que dirige Alien y, sobre todo, Blade Runner, es capaz de muchísimo más también es una perogrullada, y que se le puede y se le debe exigir más también es algo obvio, porque Scott se ha convertido con el paso de los años en un gran publicista, alguien que sabe recubrir muy bien un producto para hacerlo parecer más lujoso de lo que es, pero se ha olvidado de dotar a esos productos de un espíritu que los haga únicos. Tras varios años de hastío, parece haber vuelto con fuerza en American Gangster, y como ya le ocurrió a Scorsese, necesitó de una cinta poco original sobre gangsters para recuperar el prestigio perdido, y es que esta película es una obra que toma mucho de otras películas cumbres del género, pero al que no le devuelve una obra maestra como compensación, aunque sí estamos ante su mejor trabajo en años, y eso se agradece.

Steven Zailian inicia la historia de manera confusa, y toma como rererentes a tres obras maestras del género: El Padrino, Scarface, y Uno de los nuestros. A raíz de esas tres cintas, hilvana una trama donde es fácil perderse y que, obviamente, transmite sensación de deja vu, pero que conforme avanza la historia y se da más juego al personaje de Richie Roberts todo comienza a tener más sentido y uno se olvida de ciertos fallos. Es ahí donde sale a relucir el poderío de Scott y la ambientación que logra crear. Él es quien sabe dotar de vida propia al revoltijo de películas que ha juntado el guionista y consigue dar una clase de puesta en escena soberbia, uniendo imagen y sonido para crear un ejercicio de dirección sencillamente brillante, porque alcanza momentos de pura brillantez. Eso sí, se le echa en falta un par de momentazos grandes, esos que siempre destacan en cualquier gran película americana, y hacen que esta cinta no pueda engrosar la primera línea de películas de gangsters.

Otra de las taras de la historia es el cierto maniqueísmo en el tratamiento del dúo protagonista. Russel Crowe anda un tanto perdido en su construcción del personaje, a lo que tampoco ayuda el esquematismo al comienzo, porque al final consigue salvar la función. Denzel Washington está bien salvo en algunos momentos en los que tiende al histrionismo, recordando a su Alonzo de Training Day, aunque consigue que empaticemos con él de forma sorprendente, cosa que no sucedía con el personaje que le dio el Oscar. Ambos tienen personajes similares, honrados en diferentes campos, con su propio código ético, sosías de Serpico y Don Vito, y por tanto, pelo esquemáticos. Los últimos 45 minutos, cuando todo se desboca todo, Ridley Scott demuestra que es un maestro, y toda la historia se funde de manera catártica, aunque recuerde quizás demasiado a los respetivos finales de Uno de los nuestros y El Padrino.
Tony Montana
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