Si bien esta película es una comedia que satiriza las fallas de los sistemas socialista y capitalista (satiriza más los del sistema socialista), no hace un análisis a fondo del momento histórico que significó la caida del muro de Berlín y del campo socialista. Se puede pensar que el director pone a disposición las hilarantes escenas para que el espectador saque sus conclusiones. Desde esta perspectiva se puede concluir lo siguiente: el fin de la era soviética no significó la llegada del reino de la libertad y la democracia ni el final de los autoritarismos, significó, más bien, la instauración del modelo neoliberal más explotador, hambreador y usurario; pero más que todo, 20 años después, asistimos a la formación de un incipiente nuevo orden mundial dando paso a un mundo multipolar. Ojalá se hiciera una película satirizando ese paraíso capitalista postmoderno que tampoco llegó, y que dejó peor a los habitantes de la antigua cortina de hierro con los lastres de la prostitución, narcotrafico, comercialización deshumanizante de la salud, entre otros lastres. Sería un buen guión.