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Voto de Plácido Eldel Motocarro:
9
Comedia Basada en hechos reales, cuenta la historia de Henri Verdoux, un hombre de doble vida. Por un lado es un respetable hombre casado padre de un hijo, pero por otro es un seductor que, bajo otra identidad, se dedica a casarse con viudas ricas a las que posteriormente asesina para quedarse con su fortuna. (FILMAFFINITY)
16 de mayo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Monsieur Verdoux”, en mi parecer, es la mejor película de Charles Chaplin, en la que asoma la patita de un incipiente Orson Welles (en cuya idea original, se basó el guión). Dicen que en esta cinta es donde Chaplin entierra definitivamente a su álter ego, Charlot, mas no lo hace del todo; lo hallarán en un repetido cruce de piernas en un disimulo mientras sonríe con aquella faz de no haber roto un plato, en la absurda caída de una ventana o mientras se fuga de su propia boda.

No voy a entrar en disquisiciones morales sobre si emplaza a la apología del asesinato, o si subyace, en ella, una latente misoginia; cuando esto lo veo en obras repletas de zafiedades, cuando me lo cuentan entre manidas y repetidas consignas, ¡me es tan fácil rebatirlas!, es más; lo hacen ellas mismas por mí. Ah… pero quién puede argumentar contra la belleza, quién puede reprobar a la genialidad, quién puede condenar a quien nos conmueve.

Una obra maestra, hecha por quienes ganaron para el cine el apodo de séptimo arte. Una obra maestra de un gran maestro, de un pionero. Una obra que es ejemplo de cómo se narra una historia, una lección sobre sus tiempos, una clase magistral de cómo acompañar al relato con la suave y continúa presencia de la música, de la melodía; de aquellas hermosas melodías. ¿O es el relato quién acompaña a éstas?, en todo caso, siempre conforman un todo; acompasado.

Un guión repleto de acertados diálogos de bellas... palabras. Filmado entre expresivos planos que siempre nos narran algo (como deudores que son del cine mudo). Planos que nos muestran hechos execrables sin una sola secuencia escabrosa y que nos marcan el paso del tiempo sin la necesidad de mostrar el socorrido letrero cómo el de “ocho años más tarde”; descubriéndonos, lo mismo, de esta inteligente manera: tras describir el crack del veintinueve y de hacer un brevisimo recorrido a través de imágenes de archivo sobre el ascenso del fascismo y el nazismo nos muestra la portada de un periódico en la que se hace referencia a la guerra civil en España. Diciéndonos, de este modo, que han transcurrido unos ocho años; demostrando, con ello, respeto a la inteligencia del espectador.

Una obra que es heredera de las aguas claras y nobles de las fuentes del cine. Una pieza que deberían ver todos aquellos que quieran hacer cine, algo; que seguramente hicieron todos aquellos que desde entonces nos han emocionado, divertido, enamorado, encantado, desconsolado, entusiasmado; sentados en nuestra butaca. Y que nos aficionaron a ese juego de luces y sombras que tanto amamos.
Plácido Eldel Motocarro
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