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Voto de Felipe Critic:
4
Terror. Thriller Basada en la historia de la mansión Winchester, situada en California, a 50 millas de San Francisco. Este edificio victoriano fue construido por la heredera del creador de los rifles Winchester, Sarah Winchester (Helen Mirren), y su convicción de que los fantasmas la acosaban le llevó a construir más de 160 habitaciones, con escaleras que no llevaban a ninguna parte y puertas que al abrirse descubrían un muro... Todo con la intención de ... [+]
16 de mayo de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apuntaba a ser una de las mayores delectaciones del primer semestre fílmico en cuanto al sub-género de terror sobrenatural concierne y terminó por ser, desde una perspectiva muy personal, el primer gran fiasco del año. Abiertamente, es vergonzoso y decepcionante aceptar que dos directores, primeros orfebres artísticos para una obra, hayan dejado caer por entre sus dedos tan colosales talentos, pues, es inimaginable que con semejante configuración un filme de tan condenable calibre haya sido el estrenado en los cines.

Pequeñas y grandes casas productoras ya han encendido motores y han lanzado sus primeras cartas a los cines, muchas de las cuales apuestan fuerte, pero poco. Existe una gran variedad de teorías sobre el maleficio cinematográfico que sobrevuela el mes inaugural del año nuevo, pues las más reconocidas maquinarias optan por estrenar en estos tiempos fríos largometrajes execrablemente palomiteros, desechables y paupérrimos, pertenecientes mayoritariamente al valorizado genero de horror. No obstante, tal supersticioso periodo ha quedado en el recuerdo con velocidad inaudita, dando paso a un maravilloso febrero, personalmente, uno de los mejores meses en cuestiones de cine. Entre tantos potenciales lanzamientos, sobresale uno, el cual desde el año pasado, exactamente en octubre cuando surgió su primer teaser trailer, levantó un gran interés no solamente debido a los intérpretes y el apartado visual imprimidos en el proyecto, sino por la esperanza de prolongar la racha ganadora del terror. Acudir a las salas con información mínima es un código exclusivo el cual opto por aplicar con proyectos que considero factiblemente dignos, originales y significativos; hoy, luego del visionado, resumo en una sencilla frase nominal el producto final: “una perturbador extravió de potencial.”

Para sorpresa de muchos, hay miserablemente poco que extraer de este gran desastre, el cual significa un terrible paso en falso para un género que bien podría estar coqueteando, de nuevo, con la penosa irreversibilidad. Dentro de lo poco rescatable, sobresale, sin hesitación, la acertada, tétrica y fiel cinematografía del siglo XX. Pocos filmes se dan el lujo de contar con semejantes visuales debido a la complejidad que estos encierran, sin embargo, ahora Ben Nott entrega un importante aporte para el cine de época.

Ahora, ni hablar del gran desperdicio de talento actoral. Helen Mirren y Jason Clarke nunca debieron acabar en un proyecto como este. No es posible comprender las penas de Clarke referente a la muerte de su esposa o su adicción a la medicina, ni tampoco los de la errática y atormentada de Mirren con su esposo e hija fallecidos, dado que su exposición es terriblemente insípida, los personajes no presentan un buen trasfondo ni una introducción atinada para ganarse alguno de los propósitos principales del primer acto, desde el principio se pierden intentando construir el misterio alrededor de la mansión, sin percatarse que, a mitad de relato, ya no nos importa que pase con ninguno de ellos.

Y aún falta lo peor. Con todo y todo, la verdadera gran equivocación radica en el peor lugar de todos: el guion. La historia, en un inicio, exhibe prototipos ya conocidos: viuda misteriosa reside sola en una victoriana mansión embrujada; no obstante, la interesante variable aquí es que, además de que tal terrorífica dama con mucho secretos sería interpretada por Helen Mirren, día tras día malignos espíritus destruyen y reconstruyen sin freno la casa, un giro de tuerca inspirado en hecho reales que bien pudo añadir buenas cosas a las típicas historias de mansiones encantadas. No fue así. El guion se deja tentar por superficialidades como los injustificados sobresaltos o el seguimiento de una sub-trama que aparece de repente. Mientras la historia insinuaba ir hacia un viaje de descubrimiento dual entre doctor y viuda, termina por ser una travesía demoniaca familiar, regresando sin causa a los pesarosos tropos habituales del horror. También se percatan oportunidades perdidas para realmente inesperadas vueltas de tuerca, especialmente al final, en donde todo pierde el orden y la mínima coherencia argumental que se tenía se va al carajo, introduciendo la típica y reusada fórmula de “The Others” de Alejandro Amenabar o “The Sixth Sense” de M. Night Shyamalan. El espectador no es capaz de asimilar la catarsis del personaje puesto que jamás se llega a un punto de conexión con sus motivaciones, el asistente se sienta sin reparo durante hora y cuarenta minutos con el fin de estar en estado de alerta para reaccionar a la próxima acentuación repentina de sonido o aparición de una creatura de aspecto repugnante. En realidad, la única creatura repugnante es el filme en sí.

“Winchester” de The Spierig Brothers (Michael Spierig y Peter Spierig) es un invento engañoso que significa un paso en falso en la triunfante racha del cine de terror, pues se ahoga en un mar de jump-scares y tradicionalidades, de las cuales hemos querido escapar desde hace lustros. Caracteres mal estructurados, secuencias poco eficaces, ediciones planas y una sobresaturación de efectos de sonido y sobresaltos bobalicones componen el gran primer bodrio fílmico de horror del año. Lo que se vaticinaba como la obra reina para el género en la primera mitad del 2018 acabo por acompasar todo a lo que un aficionado del cine verdaderamente le teme: historia derrochada, desperdicio de actores de alta escala, desaprovechamiento de una fantástica puesta en escena e infinitas y repelentes sucesiones de sobresaltos. A decir verdad, en última instancia, sí resultó ser un auténtico horror, pero no de esos que te hacen padecer con gusto, sino de aquellos que deseas encarcelar bajo llave en una mansión con miles de pasadizos y habitaciones sin salida. Aunque, mirándolo bien, ya está condenada al peor destino: el olvido.
Felipe Critic
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