Sin duda, el gran acierto de esta película es la identidad colectiva del personaje principal: la masa social. Una obra maestra que repunta picos de genialidad en el episodio de las escaleras de Odessa. Siempre he pensado que Eisenstein no es que fuera un gran cineasta sino que fue un gran artista - der totale Kunstler - y, sobre todo, un grandísimo fotógrafo. Cada plano es en sí una fotografía espectacular, con una fuerza vital alucinante. Tuve la ocasión de ver una de sus películas, aunque no recuerdo el título, pasada a mitad de velocidad en una cadena de televisión alemana, con lo que la fuerza de cada fotograma adquiría una doble significación, en sí misma y en el conjunto. La experiencia fue maravillosa, casi extática, porque cada fotograma inspiraba en mí una historia y la que se iba desarrollando era tan sólo una de las múltiples que se podían contar. Animo, así, a quien tenga un dvd de Eisenstein a verlo al ralentí y descubrirá la fuerza de una exposición fotográfica de dimensiones cósmicas en el sofá de su casa.