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Voto de SergioRoiz:
7
6,5
1.082
Drama
A pesar de ser hijo de unos ricos mercaderes, Francisco de Asís renuncia a todas sus posesiones y a su acomodada vida para dedicarla al servicio de Dios y de los más pobres. (FILMAFFINITY)
13 de marzo de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buscando decididamente a un público sensible y permeable a las modas de la época, la película está coronada por unas canciones de Donovan, un baladista de reconocida atracción en el momento- al parecer Zeffirelli estuvo en contacto con los Beatles para grabar la banda sonora de la película, lo que hubiese dado un vuelco, sin ninguna duda a la misma- para que no hubiese dudas de ningún tipo en cuanto a sus intenciones...
Zeffirelli apostó decididamente por la juventud, por el compromiso de los jóvenes frente a sus padres, unos jóvenes que venían de sembrarse los cabellos y las ropas de flores, por un público que aceptase, con un mensaje plástico sugerente, con veladuras y rostros hermosos- el de la jovencísima Judi Bowker destaca prodigiosamente-, el mensaje espiritualista del conjunto, el de la inocencia original, en contraposición al pecado original, tal y como acertó tan magistralmente a definirlo Inocencio III, y el de quiero ser un mendigo porque Cristo fué un mendigo.
La fotografía preciosista de Ennio Guarnieri sirvió perfectamente a estos propósitos, como el contrastado vestuario de Danilo Donati, así como unos diálogos tan escasos- la película es eminentemente visual, incluso con abundancia de primeros planos de gusanos, mariposas, escarabajos, ovejas o cabritillas- como claramente moralizantes, extraídos de la Biblia en más de una ocasión.
Pedro Crespo
Zeffirelli apostó decididamente por la juventud, por el compromiso de los jóvenes frente a sus padres, unos jóvenes que venían de sembrarse los cabellos y las ropas de flores, por un público que aceptase, con un mensaje plástico sugerente, con veladuras y rostros hermosos- el de la jovencísima Judi Bowker destaca prodigiosamente-, el mensaje espiritualista del conjunto, el de la inocencia original, en contraposición al pecado original, tal y como acertó tan magistralmente a definirlo Inocencio III, y el de quiero ser un mendigo porque Cristo fué un mendigo.
La fotografía preciosista de Ennio Guarnieri sirvió perfectamente a estos propósitos, como el contrastado vestuario de Danilo Donati, así como unos diálogos tan escasos- la película es eminentemente visual, incluso con abundancia de primeros planos de gusanos, mariposas, escarabajos, ovejas o cabritillas- como claramente moralizantes, extraídos de la Biblia en más de una ocasión.
Pedro Crespo