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España España · Xanadú
Voto de Orson_:
9
Drama. Intriga Al poco tiempo de perder a su esposa Rebeca, el aristócrata inglés Maxim De Winter conoce en Montecarlo a una joven humilde, dama de compañía de una señora americana. De Winter y la joven se casan y se van a vivir a Inglaterra, a la mansión de Manderley, residencia habitual de Maxim. La nueva señora De Winter se da cuenta muy pronto de que todo allí está impregnado del recuerdo de Rebeca. (FILMAFFINITY)
28 de diciembre de 2018
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Primera película americana del maestro Hitchcock bajo la producción nada menos que del famoso David O. Selznick, en una colaboración fermentada tras varios años, con elección del propio director del relato a adaptar, y en el que ambas personalidades tuvieron que ceder parte de su implacable control para llevar a buen puerto el proyecto.

Toda una demostración del talento de Hitchcock para narrar historias, cómo es capaz de abordar un relato impregnado de romanticismo para convertirlo en un agobiante ejercicio de suspense, ya desde las primeras escenas del tortuoso sendero entre la maleza y la voz de la protagonista “anoche soñé que volvía a Manderley” y la figura del Sr. de Winter asomado al acantilado, nos envuelve en una espiral de sospechas, temores y desconcierto.

Sin que apenas ocurran sucesos realmente significativos, la historia va tomando un cariz tenso por los detalles, la ampulosidad de la mansión empequeñece a la protagonista, los objetos de la anterior Señora de Winter están visibles constantemente para reprocharle su usurpación, y la escalofriante ama de llaves levita a su alrededor haciendo de espejo en el que se reflejan sus imperfecciones frente al recuerdo de la añorada Rebecca. Espectacular resulta la escena en la que Joan Fontaine visita por primera vez el dormitorio de la difunta anterior Señora de Winter, rincón de la casa que previamente se nos ha revestido de misterioso morbo, y que es mostrado por la Señora Danvers con una mezcla de adoración enfermiza y mala leche apenas disimulada.

Hitchcock nunca presumió de esta obra como propia, dudo que realmente la rechazara porque tiene una calidad altísima y se muestran claramente las constantes de su estilo, pero seguramente su ego nunca pudo resistir que también fuese una obra de acabado perfecto con el sello Selznick, que otorgó al productor su segundo Oscar consecutivo a la mejor película del año tras haberlo hecho con “Lo que el viento se llevó”.

Hay constancia de que tanto productor como director no quedaron demasiado contentos con el trabajo de Joan Fontaine, que afrontaba aquí su primer papel importante con 23 años, a pesar de lo cual consigue transmitir perfectamente a su personaje la inseguridad y desconcierto de quien se encuentra desubicado en un mundo que no esperaba habitar, desbordada por el constante recuerdo con quien no se puede comparar, y aferrada al único sentimiento que la mantiene en pie: el amor. Imposible no compadecerla, incluso quererla.

Una película dotada de una atmósfera casi mística, donde el peso de los recuerdos son palpables, la angustia de la protagonista parece atravesar la pantalla, y se percibe un inexorable encausamiento hacia la tragedia que nos atrapa.

Una maravilla de un Hitchcock en plenitud, y eso son palabras mayores.
Orson_
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