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Sudán Sudán · Lasinfàn Tasmela
Voto de Ok Rick:
9
Drama Tres mujeres reciben una carta de una amiga llamada Addey Ross en la que les dice que se ha fugado con uno de sus maridos. A partir de aquí veremos las dudas y los temores de las tres esposas sobre sus respectivos matrimonios, en una narración articulada en flashbacks en los que vemos diversas escenas de sus matrimonios. (FILMAFFINITY)
19 de octubre de 2008
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que Fritz Lang, Joseph L. Mankiewicz pocas veces aparece en los listados de mejores directores. Un buen amigo argumentaría: "claro, es que sus películas entretienen". Ironías aparte, lo cierto es que nos encontramos ante uno de los mejores directores (y guionistas) de la historia, capaz de tocar diferentes géneros con maestría: gótico, comedia con diferentes variantes (romántica, dramática), negro, policíaco o de intriga, histórico, drama, western...

Y ante un tipo peculiar: corresponsal, productor, guionista, director... por no hablar de su vida personal. Y sus películas vienen marcadas (como en Wilder) por la acidez e ironía que la persona rezuma ("Si Mel Brooks hubiese surgido en mi época no hubiese servido ni para ayudante de camarero"; "La diferencia entre la vida real y las películas es que un guión tiene que tener sentido. La vida no").

En la maravillosa Carta a tres esposas, Mankiewicz nos cuenta como tres amigas que residen en una pequeña localidad cercana a la capital del estado reciben una carta de otra amiga común llamada Addie Ross (que magistralmente, siempre está presente en conversaciones pero de la que sólo llega a verse un brazo en todo el film, además de ser la voz en off que dirige la trama), comunicándoles que se marcha de la ciudad. Ah, y lo hace con el marido de una de ellas.

A partir de este antológico arranque, se suceden los flash backs en los que las tres pacientes esposas (¿o no tanto?) se dan cuenta de que posiblemente sus parejas siempre han podido estar enamoradas de la cuarta mujer ("Los hombres sólo están de acuerdo en Addie Ross y en George Washington"). Narrativa cinematográfica ésta que, aunque hoy pueda verse normal, supuso una innovación para la época, como lo fue la de Eva al Desnudo o el Crepúsculo de los Dioses de Wilder (por cierto, estas dos últimas concurrirían un año más tarde a los Óscar de 1950. Obvio comparaciones con la actualidad).

Lógicamente, todo ello permite a Mankiewicz llevar a cabo una crítica demoledora de una determinada clase social, de las falsas apariencias, del mundo de la radio, de la fachada de los matrimonios y, como siempre, de todo aquello que se le ponga delante.

Y claro, se basa en un maravilloso reparto, donde los seis actores que forman los matrimonios bordan sus papeles, especialmente Kirk Douglas y una antológica e irónica Ann Sothern. Pero por encima de todos ellos, y comiéndoles el terreno cuando comparte cámara con alguno, la genial Thelma Ritter, que pone el contrapunto cómico a la película.

Finalmente, una advertencia. Quien crea que Carta a tres esposas es una película que hace amar el cine está equivocado. Todo lo contrario: puede hacer odiar el cine y, en especial, la mayor parte de la comedia que se ha hecho en los últimos 25 años.
Ok Rick
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