Sacha Baron Cohen no deja indiferente. Sus anteriores películas juegan con los estereotipos, la homosexualidad, la hipocresía de la sociedad, etc...bajo una apariencia de humor grueso que, realmente, es más inteligente de lo que parece. No es fácil hacer enfadar a tanta gente, ser tan políticamente incorrecto en una sociedad cada vez más remilgada y más propensa a escandalizarse por todo. Así que admiro mucho la valentía de éste cómico, por no ceñirse a las normas y remover un poco la mierda cuando es necesario.
Y vaya si lo consigue en ésta barbaridad de película.
La premisa no me parecía atrayente a simple vista, un espía profesional que tiene que cargar con un manazas torpe como contrapunto cómico, ya se ha visto antes en varias películas. Pero no al estilo Sacha Baron Coen. Aquí no nos cortamos con nada, señores. Para no reventar las mejores escenas, sólo diré que me he reído como hacía mucho tiempo que no lo hacía, con las secuencias mas cafres y gamberras que jamás he visto en un cine. Y además es entretenidísima, no estira los chistes y va directa al grano. Es justo lo que podemos, y debemos, exigir al cine de comedia.