El tiempo lo pone todo en su sitio.
Ya la primera parte, encumbrada por muchos como "gran película", era una, dejémoslo bien claro, simple, menor y correctita peli de zombies que llegó en el momento justo, donde la ausencia de films de este tipo en los cines, fue caldo de cultivo para que los fans del género, deseosos de algo nuevo, les diesen un bocado desesperado a un tren como novedoso escenario de juegos, y personajes con trasfondo (trasfondo muy tramposo, pero efectivo emocionalmente). Sí, era sólo eso. Aceptémoslo. No pasa nada.
Bien, pues ahora el mismo director, se ha liado la manta a la cabeza y ha decidido intentar repetir la jugada, disfrazando esta vez su incompetencia detrás de las cámaras, con kilos de CGI y ridiculez absoluta.
Procedamos a descuartizar esta bazofia:
-El argumento es ridículo. Con mil agujeros de guión, una historia millones de veces vista (rescatar algo de un sitio peligroso y volver en un plazo límite de tiempo. Dios mío esto se lleva haciendo desde Rescate en NY, hace 40 años).
-El CGI es MONUMENTALMENTE malo y cantoso. Los escenarios, coches y hordas de zombies se nota que han salido del Last of Us 2 de PS4. No, perdón. En el juego, están mejor hechos.
-Los personajes....típicos malos actores asiáticos. Mucho grito, mucha sobreactuación, y mucha energía física incluso para rascarse la cara. Todos son caricaturas exageradas, ninguno parece un ser humano normal. Por tanto, no te importa nadie.
-Las niñas. Dios santo las niñas. Una tiene 12 años y conduce como James Bond con esteroides, y la otra es odiosa y su gadget es un cochecito a distancia con lucecitas distrae-zombies. Ridículo es decir poco.
Por lo demás, una historia ultra-predecible que pasa por todos los tropos del género: grupo militar malo porque sí, hordas corriendo, coches atropellando zombies, un prota que sobrevive a todo because guión....
En realidad, me alegro mucho de que esta película haya salido a la luz: deja perfectamente claro que los responsables de la sobrevaloradísima Train to Busan no tienen ni idea de lo que están haciendo, y si hacen algo bien, es por pura casualidad.