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España España · madrid
Voto de elías:
7
Western. Drama Jay (Kodi Smit-McPhee) es un joven aristócrata escocés que, en pleno siglo XIX, llega al viejo Oeste americano para emprender un viaje que le permita reunirse con la mujer que ama. En el camino se cruza con un misterioso y tramposo forajido (Michael Fassbender), que se ofrece a acompañarle en su aventura. (FILMAFFINITY)
16 de octubre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Truman Capote dijo que lo más jugoso de la escritura no suele hallarse en el asunto que un texto toca, que era mucho mejor pararse en los ritmos que marcan las palabras. En su primera película, John Maclean parece haber logrado trasladar esta misma idea a las imágenes. No en vano, su historial viene ligado a la música.“Slow West” narra la hermosa y salvaje aventura de Jay, un valiente adolescente escocés que, con el fin de reencontrarse con su novia, se lanza a atravesar los paisajes más amenazadores de la América del siglo XIX. A partir de ahí, una serie de vistosos personajes se sucederá entre sobresaltos y lúcidas dosis de violencia.

Disfrazado de western, este cuento romántico se despliega en torno a dos temas eternos que acaban por ir de la mano: la muerte y el amor como sumideros que todo lo absorben. Sin embargo, su ejecución resultará muy familiar para el consumidor del cine de autor actual. El director prefiere apostar por un estilo juguetón, afín a la juventud que esté al tanto del séptimo arte. A pesar de los guiños a películas tan inolvidables como “La noche del cazador”, sus referencias no beben tanto de los clásicos y el producto se ve cubierto de un innegable halo de modernidad. Las atmósferas enrarecidas de varias escenas llevan a singulares títulos del cine contemporáneo como “There will be blood” o “The Master” y el preciosismo en la composición de algunos planos mira en ocasiones hacia la coquetería de Wes Anderson. Ahora bien, el combinado se agita con más gracia de lo que a priori pueda parecer. A la hora de la verdad, tienen potencia los ingredientes que se remueven en el vaso. Su sabor, finalmente, resulta de lo más gratificante.

De entre las virtudes de “Slow West”, hay que señalar el ingenio con el que los personajes están escritos. Los retratos ofrecidos buscan escapar de lo obvio con los trazos justos. Desde el guión, se juega a provocar reacciones ambiguas a través de las espinosas circunstancias en la que todos los implicados se encuentran atrapados. Otro de los aspectos más atractivos de la cinta viene del lado de las interpretaciones. Kodi Smit-McPhee da vida al vulnerable protagonista del relato. Sin titubear, su extraño rostro concuerda a la perfección con el antihéroe enamorado que recorre la obra a trompicones. La emoción que despierta su mirada, según el film avanza, hace que no cueste empatizar con el desamparo del personaje. Por la parte de los secundarios, sobresale el descaro de un enigmático Michael Fassbender que se mete en las botas del rudo cazarrecompensas que acompaña a Jay en su viaje. Consigue estar a la altura del compromiso que recae sobre sus hombros al ser su nombre el principal reclamo comercial de la propuesta. Quizá todos los actores desempeñen sus papeles con tino, pero son ellos dos los que verdaderamente despuntan dentro de esta carrera hacia el oeste.

Al final, cuando las luces del cine emborronan los créditos de la pantalla y pese a que tal vez el todo termine por antojarse más efímero de lo esperado, uno siente que ha estado frente a una creación provista de un magnetismo indudable. Se sale de la sala satisfecho, aunque con el deseo de que para sus siguientes entregas Maclean sepa valerse de un imaginario más personal. Sin fijarse de reojo en lo que han hecho los demás, pero con esta misma pasión.
elías
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