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México México · Puebla
Voto de wraparty:
9
Drama. Comedia Belle Époque. El payaso Chocolat (Omar Sy), el primer negro que trabajó en un circo francés, tuvo un enorme éxito a finales del siglo XIX. Fue también el primero en hacer publicidad, el que inspiró a otros artistas de la época como Toulouse Lautrec o a los hermanos Lumière participando en varias de sus primeras películas. Él y el payaso Foottit (James Thierrée) fueron pioneros en la creación de un dúo entre un payaso “Carablanca” y un ... [+]
7 de diciembre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como parte de la “invasión francesa” que en 2016 trajo varias películas a los cines mexicanos, se presenta Chocolat, la cual es apenas la cuarta cinta dirigida por el francés Roschdy Zem. La cinta se basa en la historia de Rafael Padilla, un hombre de origen cubano que llegó a convertirse en el primer artista de raza negra en triunfar en los circos franceses. De esta forma, el filme se remonta a los inicios de la carrera artística de Padilla, quien mientras interpretaba a un caníbal de nombre Kananga en un pequeño circo al norte de Francia, es observado por el famoso payaso George Foottit, quien lo convence de unírsele para presentarse como un dúo de payasos. El éxito de la recién creada mancuerna “Foottit y Chocolat” los llevará al Noveau Cirque de París, en el cual conquistarán al público con sus actuaciones inolvidables.

Aunque el caso de “Chocolat” es el claro ejemplo de un chico que alcanzó el éxito superando todo tipo de adversidades, las cuales se muestran brevemente a manera de flashbacks y menciones hechas por el mismo personaje, la cinta tiene el gran acierto de no presentarlo como un ejemplo de virtudes. Al contrario, el artista se deja seducir por toda clase de vicios y lujos que el dinero le permite: es jugador, alcohólico, mujeriego y vividor. Sin embargo, y en medio de la ceguera causada por las tentaciones de la “Ciudad de la Luz”, el comediante empieza a tomar conciencia del gran dilema que supone el alcanzar la fama a costa de ser denigrado dentro y fuera del escenario por el simple hecho de ser negro. De esta forma, llegará un punto en que Padilla no resistirá más, renunciando a ser el blanco de las patadas de Foottit, e iniciando por su cuenta una carrera que lejos estará de ser apenas la sombra de lo que llegó a lograr como el compañero del comediante de cara pálida. Así, el personaje se presenta no como un héroe talentoso y lleno de virtudes, ni como villano plagado de vicios y defectos, sino simplemente como un ser humano que toma decisiones, acertadas o no, conforme a las circunstancias que la vida le ha presentado.

La película da lugar a la constante reflexión acerca de los prejuicios y aunque no se puede decir que se trata de una reivindicación por la igualdad de derechos, la realidad es que deja mucho en que pensar acerca del tema. De esta forma, el público se preguntará en más de una ocasión si el trato que tenía Padilla dentro de las carpas era denigrante o simplemente parte de un espectáculo. Asimismo, y aunque de forma menos marcada, la cinta plantea los problemas de aceptación de los homosexuales que se vivían durante La Belle Époque. Las ideologías de la época también entran a escena cuando, preso por no tener papeles, Padilla conoce a Víctor, un haitiano con ideas revolucionarias.

El encargado de dar vida a Rafael Padilla es el ya conocido Omar Sy (Intouchables, Inferno) realizando un trabajo magnífico al interpretar de manera fiel al conocido histrión, brindando una actuación plagada de gestos y acrobacias que concuerdan de manera perfecta con los registros que se tiene de las actuaciones de “Chocolat”. Por otra parte, el suizo James Thierrée no se queda atrás, actuando de manera brillante como George Foottit. Así, la química de ambos actores fascina al espectador del cine de la misma forma en que el épico dueto se robó los aplausos de los parisinos que abarrotaban los circos en aquellos tiempos.

Aunado a lo anterior, el filme cuenta con una realización espectacular que retrata de manera bastante fiel la vida de las carpas a inicios del siglo XX, el esplendor de los grandes circos y teatros parisinos, así como la vida galante de la ciudad. De esta forma, Chocolat es una cinta excepcional y cargada de humanismo, por lo que vale mucho la vena verla. El público pasará una tarde bastante entretenida al tiempo en que reflexiona acerca de los prejuicios y la discriminación, vicios que actualmente siguen permeando en la sociedad. Sin lugar a dudas, el trabajo de Zem supera en gran medida a cintas como Un homme à la hauteur, Le Goût des Merveilles, 3 Coeurs, La Tête Haute, las cuales han sido exhibidas en el país como parte del tour de cine francés.

Calificación: TÚ DECIDES.
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