Un muy digno drama de los años 40, que conserva toda su aura especial de encanto y magia; esa magia del cine que hace que una película de hace más de 70 años, siga cautivando al espectador sin importar el más que evidente paso del tiempo.

El film es impecable en su apartado técnico, resaltando el uso de cámara, la escenografía y la excelente iluminación, que crean un entorno idóneo, combinando de una forma perfecta el realismo del ambiente sombrío y decadente de la guerra, con un toque de irrealidad neblinosa hechizante, como de cuento de hadas. Simplemente genial. Nuestros dos protagonistas nos ofrecen unas buenas interpretaciones, resaltando la de Vivian Leigh, ya que el papel de Robert Taylor acaba resultando quizás demasiado forzado, optimista e inocente. Este defecto no ha hecho más que hacerse aun más notorio debido al ya comentado paso del tiempo.

El guión está bien estructurado y el ritmo narrativo es correcto, aunque hay ciertos detalles de la trama que resultan a día de hoy muy poco creíbles, sobre todo en cuanto a actitudes y reacciones de los personajes, a la facilidad y ligereza con que parecen tomar decisiones importantísimas que les afectarán el resto de su vida.

Salvo estos fallos salvables, es en conclusión, un muy notable drama romántico totalmente recomendable a los amantes del cine clásico y en general de las historias de amor. Si te gusta llorar, esta es de las tuyas.

LO MEJOR:
- Vivian Leigh, bellísima.
- Ambientación, iluminación y uso de cámara soberbios.
- Bonita historia de amor; Si te gusta llorar, esta es de las tuyas.

LO PEOR
- Guión algo forzado y poco creíble en cuanto a ciertas decisiones y actitudes de los personajes (causa del inevitable paso del tiempo).