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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
5
Ciencia ficción. Thriller Con la Tierra en guerra y en mitad de una crisis energética, un equipo de astronautas se encuentra en el espacio tratando de dar con una solución a los problemas del planeta. Pero durante una maniobra fallida quedan flotando sin saber muy bien por qué y sin saber cómo volver a su lugar de origen. Las cosas dentro de la nave ocultan una realidad mucho más terrorífica. (FILMAFFINITY)
22 de enero de 2020
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Con todo y tratarse de una película bastante entretenida —a fin de cuentas, es un producto J.J. Abrams—, “The Cloverfield Paradox” adolece de una insalvable mezcla de indefinición e intrascendencia. Me explico: un punto de partida ciertamente sugestivo —el inminente agotamiento de los combustibles fósiles y el consiguiente cataclismo mundial— no tarda en enredarse con la aceleración de partículas, el bosón de Higgs y la teoría del multiverso, así como una presencia maligna salida de no se sabe dónde ni por qué y empeñada en liquidar uno a uno a los integrantes de la sufrida tripulación. El resultado es un batiburrillo de ardua digestión, sazonado además de ramalazos melodramáticos y surrealistas —la inenarrable secuencia del brazo—, análogo al absurdo cóctel pluridimensional ocasionado por sus protagonistas. Claro que, habida cuenta de la inteligencia que desprenden, no me extraña: consecuencias de dejar esa especie de CERN espacial en manos tan escasamente cualificadas.
Queda la sensación de que las cabezas pensantes tras su romo guion contaban con rodar un “aggiornamento” de “2001: Una odisea del espacio” (“2001: A Space Odyssey”, 1968) o “Solaris” (“Solyaris”, 1972), pero dándose de bruces con su propia inoperancia, hubieron de rebajar las expectativas al nivel de una “Horizonte Final” (“Event Horizon”, 1997) o “Sunshine” (ídem, 2007), cintas ambas que, sin ser nada del otro jueves, comparadas con esta “The Cloverfield Paradox”, se erigen en obras maestras del género. Porque —insisto— la densidad argumental que la adorna raya a la altura de un libro de preescolar, algo del tipo “Teo dobla el continuo espaciotemporal y se lía”. Eso sí, el desenlace depara una sorpresa deliciosa en su bizarría, cierto que de todo punto gratuita. No obstante, supone un pelotazo de adrenalina que nos deja con un agradable sabor de boca. Engañoso como el glutamato, pero indudablemente eficaz.
Carorpar
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