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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
3
Habitación 237
2012 Estados Unidos
Documental, Intervenciones de: Bill Blakemore, Geoffrey Cocks, Juli Kearns ...
6,0
2.269
Documental Room 237 es un documental subjetivo que explora las numerosas teorías sobre el significado oculto dentro de la película de Stanley Kubrick, El resplandor. La película puede tener más de 30 años de edad, pero que sigue inspirando el debate, la especulación y el misterio. Cinco puntos de vista muy diferentes se iluminan a través de una voz en off, fragmentos de películas, animación y representaciones teatrales. Juntos van a sacar a la ... [+]
6 de febrero de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodney Asher ya me había decepcionado profundamente con “The Nightmare” (La pesadilla, 2015). En rigor, me había hecho reír como pocas comedias, cosa que, tratándose de una película —presumiblemente— de terror, no dice mucho a favor suyo. Sin embargo, y no sin prevenciones, he decidido darle una oportunidad a esta “Room 237”, con la esperanza —a todas luces vana— de encontrar en ella un análisis medianamente serio, o cuando menos respetuoso, de la icónica cinta de Kubrick. Mi gozo en un pozo.
Igual que su ridícula aproximación a la traumática experiencia de la parálisis del sueño daba voz a una caterva de indocumentados con poca faena y desbordante imaginación, hete aquí otra variopinta “Banda del Empastre” presta a abusar de la infinita paciencia del espectador con su verborrea conspiranoica. Por suerte, esta vez se nos ahorra la visión de sus atribulados rostros y los rebuznos nos son servidos en off. Algo es algo.
Tenemos a quien percibe en “The Shining” (El resplandor, 1980) una clara alegoría del genocidio de los nativos americanos. En una línea similar se pronuncia el que la considera una recreación del Holocausto. No falta quien la enarbola como denuncia de la farsa de la llegada a la luna, cuyas imágenes habrían sido filmadas por el propio Kubrick en un plató de Hollywood. No sé si es el mismo que se abstiene de decir más porque cree estar siendo seguido por el gobierno y teme ser objeto de... una inspección de Hacienda —y no es coña—. Otro justifica los abultados fallos de “raccord” en la voluntad del legendario director de parodiar el género.
En fin, ésta es sólo una breve muestra del florilegio de memeces que durante hora y media —larga, larguísima— se nos obliga a deglutir. Y eso que el más egregio descubridor de significados ocultos tras cada uno —y sin excepción— de los fotogramas de la película, una especie de forocochero tan subversivo que tiene un apodo sin vocales —“Wow, hack me, baby!”—, declinó la invitación a participar en tamaña...
Carorpar
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