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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
8
Drama Un hombre (Robert Redford) que se ha escapado de la cárcel vuelve a su pueblo, pero sus vecinos, gentes absolutamente degradadas, emprenden contra él una auténtica cacería como si se tratara de una diversión más. Sólo el sheriff (Marlon Brando), un hombre integro y cabal, tratará de evitar su linchamiento. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tremenda tragedia sureña, implacable y desoladora, en que la fuga del preso Robert Redford sirve a Arthur Penn de excusa argumental para hacer un feroz retrato de la decadente América profunda.
Penn forma parte, junto a Sidney Lumet y John Frankenheimer, del movimiento que se ha dado en llamar "cine liberal estadounidense" de los años sesenta y setenta, un cine comprometido política y socialmente, en línea con la lucha por los derechos civiles y las protestas contra la guerra de Vietnam. "La jauría humana" es, no cabe duda, una de las máximas representaciones, si no la mejor, de dicha corriente. Embargado por un tenebroso pesimismo antropológico, Arthur Penn nos abofetea con una obra durísima, trenzada de imágenes sumamente inquietantes, acerca de una sociedad, la de una pequeña población texana que bien podría ser la de América toda, a medio camino entre el hedonismo y la psicopatía, y enfangada hasta las trancas en el apocalipsis moral.
Robert Redford, Jane Fonda, James Fox y Robert Duvall integran un reparto joven de campanillas. Por encima de todos ellos sobresale la figura de Marlon Brando. Indiscutible tótem cinematográfico, sus innumerables tics pueden gustar más o menos- personalmente los detesto-, pero es innegable que su presencia en pantalla resulta, cuando menos, hipnótica. Aquí se rasca, conduce mirando al tendido, frunce los arcos superciliares y habla para el cuello de su camisa con la ceremonia acostumbrada. Pero compone un personaje, el del íntegro sheriff Calder, gigantesco e inolvidable. Y es que Brando, máximo representante del infausto "método", es, probablemente, el único actor a quien se le perdona su adscripción a tan discutible y veleidosa técnica interpretativa. Porque, pese a su ostentosa impostura, cuando Brando falta, cualquiera que sea la película, ésta desciende varios grados en la escala Richter.
Por último, mención especial para la versión española del título, mucho más evocadora y potente que el anodino "The Chase" original. Tan inhabitual como brillante.
Carorpar
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