Es asombroso comprobar como la América que nos enseña el cine es tan distinta de la América que nos enseña la televisión. La América de Weeds es muy políticamente incorrecta. En la América de Weeds los niños juegan a ser musulmanes que sacrifican rehenes americanos, las madres pillan a sus hijas de 10 años enrollándose con sus amigas asiáticas, otras madres venden marihuana para mantener su buen nivel de vida tras quedarse viudas y las jóvenes sordomudas son las reinas de las mamadas en el instituto. Amo la América de Weeds. Me río hasta que me duele la mandíbula, me enamoro de los actores (especialmente de la inmensa Mary-Louise Parker) y admiro a Jenji Kohan y sobre todo a la cadena Showtime por tener cojones de sacar adelante estas series. Aunque esto lo pienso de las impecables dos primeras temporadas, ya que la tercera es tremendamente irregular. Compuesta de 15 capítulos, el 1º, 2º, 3º, 4º, 5º, 6º, 7º y 12º son obras maestras, pero el resto son capítulos normalitos con ocasionales chispazos de genio. Incluso la grandiosa Elizabeth Perkins está aburrida, limitada en su personaje y condenada a soltar perlas con pose escéptica. Pero la fuerza y talento de los guionistas no se apagará, y espero que la 4º temporada recobre el buen ritmo.