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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Nostradamus:
5
Acción Barney Ross (Sylvester Stallone), Lee Christmas (Jason Statham), Yin Yang (Jet Li), Gunner Jensen (Dolph Lundgren), Toll Road (Randy Couture) y Hale Caesar (Terry Crews) y Billy (Liam Hemsworth), un nuevo colega, se vuelven a reunir cuando el señor Church (Bruce Willis) les encarga un trabajo aparentemente sencillo y muy lucrativo. Sin embargo, el plan se tuerce cuando un peligroso terrorista llamado Villain (Jean-Claude Van Damme) les ... [+]
24 de octubre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un nuevo intento por obtener los buenos dividendos que le dieron algunos de los personajes que supo explotar otrora hasta al hartazgo, el sexagenario Stallone se pone nuevamente en la piel (ritidectomía mediante) de Barney Ross para conducir a su pandilla de descerebrados e indestructibles mercenarios, y darse el lujo de interactuar en tono de solfa con sus ex-socios de Planet Hollywood: Bruce Willis y un contracturado Arnold Schwarzenegger.

Además, y de igual modo que ocurriera con su anterior “capítulo piloto”, en el cual se reservó un rol para otro bueno (Mickey Rourke) y un malo (Eric Roberts), esta vez se hace lo propio con el bueno de Chuck Norris y el malo de Jean-Claude Van Damme. Ya llegará el momento de reclutar a Steven Seagal y Jackie Chan para cubrir esos papeles…

Pero al igual que ocurriera con su anterior trabajo, vuelven a reafirmar la idea que no basta con amontonar a rutilantes figuras del género de acción con tufo de autoparodia, introducir un par de diálogos en tono de “pasada de factura” y disponer de suficiente pirotecnia para celebrar un año nuevo chino, sin ocuparse de construir un guión que aproveche esos recursos, como sí se logró en su momento con "The magnificent seven" (1960) y "A bridge too far" (1977).

Hasta el viejo pedante e individualista de James Bond tomó nota de esto y, antes que perder la pulseada frente al joven norteamericanito de Jason Bourne, tuvo que memorizar mayor cantidad de líneas, transpiró, se ensució, se dejó golpear y llegó a sangrar. Todo un logro que permitió revitalizar al manoseado y desgastado personaje de Ian Fleming.

En este caso, la troupe de Sly nos ofrece un cine de acción chato, obsoleto, cándido y asexuado que, de manera despreocupada y con aires de homenaje, pareciera querer recorrer innecesariamente por su cuenta, todo el largo camino que necesaria y circunstancialmente tuvieron que recorrer otros que los precedieron, para terminar adaptándose a estos tiempos si querían permanecer vigentes. Aunque a juzgar por la edad de sus principales protagonistas, no creo que les quede mucha soga en el carretel para que alcancen otra madurez que no sea la que les imponga una merecida jubilación.
Nostradamus
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