Lo que me ha llevado a escribir esta crítica ha sido leer unas cuantas y darme cuenta de que los que mejor han entendido la película son los que peor la puntúan, sin embargo parecen no haber captado la ironía. Por supuesto que se retrata una vida simple, monótona, aburrida, que la poesía es lamentable, que los personajes, y sobre todo la mujer, son infantiles. Es una película triste, como la vida del matrimonio medio. Sin embargo nunca he visto una descripción tan acertada, manejando la ironía y el sarcasmo de forma tan natural y simple. Todos los personajes, incluidos los del bar, aportan una visión de las relaciones humanas y de pareja. Una particularidad de la película es que el rol de la mujer, en todos sus personajes, no sale bien parado. El del hombre tampoco, pero es un rol que ya conocemos y que ya se ha criticado por activa y por pasiva, el rol de perdedor. Sin embargo la crítica que se hace a la mujer es más fresca, y tiene más sentido si cabe en una época en la que el feminismo parece que lo envuelve todo. Parece que esos seres de luz también pueden ser interesados, indiferentes, aburridos y egoístas, y a la vez no tener el más mínimo sentimiento de culpabilidad. Ese retrato lo hace a la perfección.