La película es sencilla, a veces hasta cutre, más que miedo da risa, aunque hay que reconocer que el pequeño Miko (el que insultaba al tío Jesse de Padres Forzosos cuando iba a la guardería, y también el de Mercury Rising, con el bueno de Bruce Willis), pone los pelitos de punta cuando le da por blandir el cuchillo y hablar con esa vocecilla tétrica.
No es de lo mejorcito del cine, pero entretiene, que ya es mucho.