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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
7
Comedia. Romance Octavio Saldaña, un hombre joven y soñador, está empleado en las oficinas de la empresa Manufacturas Sánchez-Rey. Como premio a su trabajo, el señor Rey le invita a pasar unos días en un balneario. Allí, conoce a Lelly, hija de un fabricante de paños, y decide hacerse pasar ante ella por un millonario. (FILMAFFINITY)
16 de diciembre de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta ocasión viene muy a cuento la archiconocida anécdota del cuadro que colgaba en la pared del despacho de Billy Wilder y de la no menos famosa leyenda que aparecía en él. El maestro vienés solo tenía que dirigir su mirada hacia esa pared y leer esa inscripción para salir al encuentro con las musas. “¿Cómo lo hubiese hecho Lubitsch?” Ahí estaba la clave y la llave de la inspiración, pensar en ello y decir adiós a los problemas de creatividad era todo uno.

En España nunca hemos tenido un Lubitsch… ni falta que nos ha hecho. A cambio, hemos tenido a Jardiel o a Mihura, así que nada que envidiar en ese sentido. Con un toque más castizo, pero universal igualmente. Humor se escribe con h tanto en inglés como en español. No me cuesta mucho trabajo imaginar a cualquiera de estos dos, contemporáneos por cierto del autor de "Ninotchka", trabajando a sueldo y escribiendo guiones para la RKO, y de paso quizá ganando algún que otro Oscar.

Tal vez Ricardo Gil tuviese también en su oficina el mismo cuadro que tenía Wilder en su despacho. “Huella de luz” es una comedia de Lubitsch sin Lubitsch. Se repiten los mismos esquemas, los mismos tics de las grandes comedias de la época dorada de Hollywood. Hay un enredo central, equívocos varios, ambientes sofisticados y cosmopolitas, un protagonista principal repartiendo inocencia en un mundo que no es el suyo – tampoco me cuesta trabajo imaginar al larguirucho James Stewart en el papel que interpreta Antonio Casal de forma maravillosa. Hay secundarios de lujo – ayss, esa madre es entrañable- y diálogos magníficos – si algunas de las cosas que se dicen aquí las hubiese dicho Lyonel Barrymore hoy serían citas proverbiales que conocería todo el mundo- y al final el triunfo absoluto del corazón y los sentimientos sobre el materialismo y el dinero. Se nota cierta ingenuidad en algunas interpretaciones del elenco algo afectadas y teatrales, y en algunas de sus frases que resultan demasiado ampulosas. Sin embargo, en líneas generales, “Huella de luz” es el ejemplo clásico de película capaz de quitarnos los complejos frente a cualquiera, y la prueba más palpable de que en España la comedia de calidad no se la inventó Almodóvar.
Juan Solo
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