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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
10
Drama “La Gaviota” es un caserón situado en las afueras de una ciudad del norte de España. En ella viven Agustín, médico y zahorí, su mujer, maestra represaliada por el franquismo, y su hija Estrella. La niña, desde su infancia, sospecha que su padre oculta un secreto. (FILMAFFINITY)
20 de diciembre de 2017
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
No deja de ser un acto de justicia poética el hecho de que, a pesar de ser un trabajo inacabado, “El sur” haya quedado y siga siendo considerado hoy en día como uno de los títulos imprescindibles de la Historia del cine español. No deja de ser también cierto que la reestructuración de la historia y del montaje por causas ajenas al autor nos obliga a ver y a interpretar la película de una manera muy distinta a como éste la concibió en un principio. A partir de un relato breve de su pareja en aquel momento, Adelaida García Morales, Erice construye un guión de unas quinientas páginas que habrían de traducirse en aproximadamente dos horas y media de metraje. Finalmente, como se sabe, no ocurrió así. El rodaje quedó interrumpido por la productora antes de tiempo, y Erice no tuvo más remedio que recomponer el material hasta entonces filmado. Por supuesto, nunca se mostró satisfecho con el resultado.

Años después del estreno de “El sur”, con la película convertida ya en indiscutible clásico, el propio Víctor Erice concede una entrevista a RTVE en la cual cuenta la verdadera historia del rodaje del film así como las vicisitudes que rodearon su posterior puesta de largo en el Festival de Cannes. En esa misma entrevista, que se puede encontrar fácilmente en Youtube, el director relata también cómo continuaba la historia de la protagonista, el desarrollo de su anunciado viaje al sur, en definitiva el desenlace imaginado que, por cierto, añadía algunos elementos que no aparecían en el original literario en el que se inspiraba. Se trata de un testimonio valiosísimo, único, pero sobre todo muy emocionante, expuesto con extrema elegancia y serenidad, sin el más mínimo afán de revancha, aunque en ningún momento dejamos de percibir el dolor sordo de un artista ante lo que se presenta como un atropello a su propia creación. Da la impresión de que Erice hubiese querido quitarse un peso de encima explicándole el verdadero sentido de su obra al espectador que ha disfrutado con su versión inconclusa, brindándole además la oportunidad de imaginarla completa.

Sin embargo, se trata de descubrir el sentido y la coherencia a la obra que finalmente pudo legarnos Erice. Y no cabe sino concluir que coherencia y sentido la obra tiene, aunque no sean los que inicialmente quiso darle su creador; de no ser así, difícilmente podríamos estar hablando de una obra maestra reconocida con tanto consenso. Tiene sentido que nunca veamos el sur en un film que se llama “El sur”, y en el que el poder de lo que se calla, se silencia y se sugiere está por encima de lo que realmente se escucha y se ve. Dos escenas, las dos en las que suena el pasodoble “En el mundo”, vertebran por otra parte la película en torno a una simetría perfecta.

En el fondo, el sur de Erice nunca fue esa Arcadia utópica a la que es imposible volver. Así es como un poema fílmico pensado para hablarnos sobre el poder del perdón y la redención se convirtió en otro que versa sobre la tragedia que supone crecer. Erice supo convertir un relato claustrofóbico, asfixiante y envuelto en sombras como era el de García Morales en un poema que irradiaba una extraña belleza y una expresiva luminosidad. Es una lástima que la cámara de José Luis Alcaine nunca pudiese retratar el sur que soñó Víctor Erice.
Juan Solo
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