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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
10
Comedia Llevado por un extravagante sentido de los negocios, Groucho mete en un barco con destino a Nueva York a las grandes estrellas de la Ópera de Milán. A bordo viajan también unos polizones: Harpo y Chico. Entre los tres revolucionan el barco, organizan un escándalo en Nueva York y convierten la noche del estreno en una locura que el mundo de la ópera nunca podrá olvidar. (FILMAFFINITY)
28 de octubre de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos coinciden en apuntar a “Sopa de Ganso” como la joya de la corona, la gran obra maestra en la filmografía marxista. Es en efecto, el film que más se acerca en forma y fondo al espíritu irreverente y surrealista de los famosos hermanos. Puede que “Una noche en la ópera” no sea una obra maestra, al menos en el sentido más ortodoxo del término. San Wood dirigió a los cómicos en su película más icónica. Escenas como la del camarote o aquella otra en la que Chico y Groucho recitan las condiciones de su particular contrato dan fe de ello; las llevamos pegadas a la piel y forman parte del ADN emocional del cinéfilo, sin lugar a dudas.

Al contrario de lo que ocurría en “Sopa de ganso”, aquí la historia que acompaña las locuras de los Marx es bastante más débil. Ñoña y cursi, por supuesto, no lo negaré ¿Y qué más da? Lejos de resentirse, la irrupción anárquica de Groucho y cia en una trama tan fuera de lugar tiene el efecto de una bomba de relojería. Los desplantes de Groucho a Margaret Dumont – qué gran mujer- son el contrapunto perfecto a las carantoñas y arrumacos entre Ricardo y Rosa. Groucho sí que sabe conquistar a una mujer (“Todo lo que hay en usted me recuerda a usted, excepto usted”). Igualmente, los largos interludios musicales, además de para mostrarnos el virtuosismo de Chico y Harpo al piano y al arpa respectivamente, sirven para que el espectador consiga por fin relajarse. En ese punto, está claro que ha tenido que acumular mucho aire en los pulmones intentado reprimir alguna carcajada para no perderse los diálogos.

El absurdo como terapia. Es la receta infalible del cine de los Marx. Siempre funciona. Lo mejor de las películas de los Marx son los Marx. Todo lo que hay en ellos me recuerda a ellos, incluso ellos.

Esta es mi opinión. Si no le gusta,… lo siento, no tengo otra
Juan Solo
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