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España España · Barcelona
Voto de Maximillian:
10
Drama El victorioso general Julio César se ve obligado a visitar Egipto para evitar la guerra civil provocada por la falta de entendimiento entre Cleopatra y su hermano Tolomeo, que comparten el poder en Egipto. César, cautivado por la inteligencia y belleza de la joven, la proclama reina indiscutible de Egipto, y tras el nacimiento de su hijo, Cesarión, la convierte en su esposa. (FILMAFFINITY)
9 de noviembre de 2020
28 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
A este film maldito le costó 30 años ser reconocido como la obra maestra que es, hasta que se recuperaron diversos cortes desestimados en el montaje final del film y se brindaron al espectador 241 minutos, sobre los 180 que tenía el montaje original de su exhibición en salas, que está en las antípodas de la pretensión de su director Joseph L. Mankiewicz, que imaginó dos films de 180 minutos cada uno, el primero basado en la historia de César y Cleopatra, inspirado en George Bernard Shaw, y el segundo, basado en la historia de Antonio y Cleopatra, que se inspiraría en la tragedia de Shakespeare.

El resultado que nos llega tras este nuevo montaje es un gran fresco histórico con una sólida estructura dramática que narra la historia de los amores, pasiones y ambición de tres personalidades históricas, singulares y fascinantes en una historia intimista envuelta en el colosalismo de las grandes superproducciones del Hollywood de la época.

La historia del rodaje es conocida, descrita por su director, Joseph L.Mankiewcz como “concebida en situación de emergencia, rodada en estado de histeria y terminada con un pánico ciego” fue una producción muy accidentada de dos años de duración, con un presupuesto disparatado que nunca se ajustaba, con notables injerencias de productores y medios de comunicación y con una historia sentimental desenfrenada y escandalosa por parte de la pareja protagonista formada por Taylor y Burton.

Por eso sorprende tanto que en un entorno tan caótico, se gestase una obra tan equilibrada entre intimismo y espectacularidad al gusto de los años 60.

Desde el punto de vista del colosalismo, visto con mirada actual, no cabe duda de que la idea de una macroproducción ha cambiado. El desfile de Cleopatra atravesando anacrónicamente el arco de Constantino, con sus elefantes, danzarinas, guerreros watusis, enanos, magos mercuriales, ninfas bañadas en oro, caballos árabes, la esfinge tirada por tres centenares de esclavos nubios, la pirámide de la que surgen cientos de palomas, aún resultando espectacular, forma parte una estética pasada y superada. Hoy en día, la imagen perfecta generada por ordenador de cualquier 'blockbuster' nos brindaría unas recreaciones algo más oscuras, pero impresionantes y realistas, de Roma o Alejandría.

Por esa razón, la obra de Mankiewicz destaca hoy en la construcción de personajes y sus motivaciones descritos a través de sus vibrantes diálogos, constituyéndose en un buen ejemplo de cine literario.

Tanto la reina de Egipto, interpretada por Elizabeth Taylor, en un registro que presenta por primera vez a una Cleopatra madre, restituyéndole su categoría como intelectual y mujer de estado, como el César de Rex Harrison, que dio una auténtica lección de interpretación, ajustada a su personalidad y Richard Burton como el confuso y apasionado Antonio, son personalidades humanas, vivas y perfectamente definidas, gracias a sus excelentes intérpretes.

También se aprecia la solidez en la construcción de caracteres en la interpretación de casi todos los actores secundarios de auténtico lujo, tanto Martin Landau que interpreta a Rufius, Roddy McDowall como Octavio, Hume Cronyn como Sosígenes, Andrew Keir como Agripa, Cesare Danova como Apollodorus, o un jovencísimo Richard O'Sullivan como el joven faraón Ptolomeo XIII, contribuyen notablemente a afianzar la solidez de la obra.

Alex North, que había triunfado el año anterior con el "Spartacus" de Kubrick, compuso para Cleopatra una partitura magistral que denominó "epopeya íntima", un esfuerzo monumental, no sólo en términos de longitud y tamaño de la orquesta, sino también en la instrumentación, que requirió flautas, cañas e instrumentos de punteo de muchas variedades para representar la música egipcia, metales para representar a Roma y percusión africana para enlazar con los dos mundos de Egipto y Roma.

Cleopatra ha perdurado en el recuerdo del imaginario colectivo y, a pesar de las notables aportaciones que hicieron del personaje otras famosas Cleopatras, entre las que destacan Theda Bara en 1917, Claudette Colbert en 1934, Vivien Leigh en 1945, Hildegard Neil en 1972, Leonor Varela en 1999 y con el permiso de Gal Gadot y Zendaya, candidatas actuales a interpretar próximamente el icónico personaje de la última reina de Egipto, Cleopatra conservará para siempre en la retina del espectador, las bellas facciones de Elizabeth Taylor y en su memoria, un sueño, el sueño de Cleopatra, el sueño de que la luz de Alejandría iluminase el mundo.
Maximillian
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