La imaginería de T. Burton apenas requiere una chispa para adquirir el impulso de la vida y llenar la pantalla con figuras de tétrica apariencia y aspecto amenazante.
La historia que nos presenta en esta ocasión es vigorosa y fecunda, de narrativa transparente y su inspiración bebe en las fuentes de la creatividad de manera que el relato se convierte en una verdadera oda al talento cinematográfico.
Y para mérito mayor, junto a todo un ambiente de aspecto siniestro, se impone una atmósfera cálida y entrañable.
Excelente producción.