La famosa y excelente novela de A. Christie se convierte en un memorable guión -K. Elyot- para componer una adaptación carismática, absorbente y visceral en la que las miradas parecen de fuego, los diálogos casi siempre muestran un filo acerado y la ambientación encuentra la magia milenaria de Egipto para traerla al presente como un regalo.
La película posee excelente factura, un ritmo cautivador y alardea de una delicada textura cinematográfica y de una envidiable capacidad de atracción.
La trama discurre con la suavidad de un ave -pero contundente- y la banda sonora abraza cada lance de la acción.
Y, como casi siempre, nos proporciona la ocasión de asistir a un auténtico recital por parte de todo el elenco.