La película de Pau Durà abre con una cita de Michel Onfray: “Uno mismo, ese es el gran asunto del viaje”. Ahí queda perfectamente sintetizada la esencia de "Pájaros", una road movie sobre reencuentros, con otros y con uno mismo.

Javier Gutiérrez y Luis Zahera interpretan a dos hombres perdidos, cuyas vidas dan un vuelco al cruzarse inesperadamente. Sin saberlo, inician un viaje (supuestamente en busca de un ave), que se acaba convirtiendo en un intento por reconducir sus vidas. A través del guion, ambos personajes se construyen con varias capas que les ofrecen mayor profundidad y permiten a los dos actores desenvolverse en distintos registros.

La historia gira en torno al drama central, pero recurre constantemente a un humor placentero que deja entrañables y memorables escenas. Asimismo, un telón de misterio se mantiene en el aire durante parte del trayecto, aunque no se llega a poner el foco en ello. Lo crucial son Colombo y Mario, sus interacciones y su evolución. Así pues, Pau Durà alterna una realización donde las imágenes de carretera se mezclan con elementales planos contraplano y encuadres donde se contempla el acercamiento entre los personajes.

A pesar de sus innecesariamente recurrentes escenas de excesos, "Pájaros" narra un optimista relato de redención y enfatiza la posibilidad de reparar las cosas y dar segundas oportunidades. El pájaro deviene un simbolismo para aquello que es inalcanzable hasta que uno consigue mirar a la cara a sus problemas, aprende a dejar ir y comienza a trabajar en una mejor versión de sí mismo.

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